viernes, 23 de junio de 2017

SUBEN PRECIOS, BAJAN SALARIOS



Está registrado que los ingresos en el sector turístico superan ya los de 2008. El dato pone de relieve la bonanza. Canarias sigue beneficiándose de coyunturas internacionales y la racha se prolonga. Aunque se hable de turistas prestados. Mejor para todos, hasta el punto de que se escuchan algunas voces sensatas propensas a cambiar el discurso y no exprimirlo con las cifras crecientes sino sustanciarlo con razones y pruebas de la excelencia, de modo que en sí mismo sea un estimulante de esa condición.
Impulsadas por los vientos favorables, y con la triple finalidad de equilibrar algunas diferencias arrastradas, de mejorar la competitividad y de no perder comba en los mercados, algunas empresas turísticas han subido precios. Estas políticas son respetables y la evolución de su aplicación permitirá contrastar su efectividad. Recordemos que la dinámica de inflación depende de los costes de las empresas y de su capacidad para fijar tarifas o precios. Pero factores tales como la que sigue siendo alta tasa de desempleo y determinados contenidos de la reforma laboral hacen que los salarios anden estancados o incluso caigan. Y ya sabemos lo que ocurre cuando se prolonga esta situación: los salarios bajos inciden en la motivación de los trabajadores y a su vez afectan a la calidad de los servicios que se prestan, en tanto que también condicionan la subida de los precios. Al mantenerse latente, en gran volumen, la demanda de empleo, el margen de los trabajadores para subir sueldos se sigue estrechando. Y como decimos, que la reforma laboral libere a las empresas del cumplimiento de convenios sectoriales equivale a que, automáticamente, las retribuciones se mantengan prácticamente congeladas.
El profesor José Carlos Díez, economista, destacaba esta paradoja en un análisis reciente: si ha disminuido el precio del petróleo en los mercados internacionales y el euro se ha apreciado, repercutiendo en una reducción de los precios de las gasolinas durante el pasado mes de mayo -cuando el IPC bajó a 1.9 %-, a ver cómo se explica que el salario/hora en el sector turístico se estanque o baje. El dato es que cayó un 4 %. Según Díez, la deflación salarial se concentra sorprendentemente en el ramo de hostelería donde la demanda de empleo crece un 8 %, el triple que el crecimiento del empleo en el sector turístico universal. Su conclusión es que no hay ninguna presión de costes que justifique el aumento de precios por parte de las empresas del sector turístico.

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