La
vorágine informativa impide observar con mayor atención algunos
hechos y algunos anuncios que son de sumo interés y afectan a
nuestras condiciones de vida presentes y futuras. Ciertas
declaraciones, en efecto, pasan inadvertidas o no adquieren el
tratamiento mediático que se corresponde con lo que en el fondo
entrañan.
Es
el caso de las manifestaciones días pasados, en el Senado, del
gobernador del Banco de España, Luis María Linde, a propósito de
las pensiones. Lo de menos es que haya pedido “un gran pacto”,
que no es muy novedoso y al que habrá que llegar sí o sí, de modo
que el sistema público sea sostenible y responda a los compromisos
adquiridos. Lo importante es que, para alcanzar estos objetivos, “hay
que subir ingresos o bajar gastos, o ambas cosas”. Más de uno ha
interpretado esta afirmación como un mensaje concluyente: el Banco
de España sugiere incrementar los impuestos y bajar las pensiones.
Para
el gobernador, la sostenibilidad del sistema dependerá de factores
tales como la evolución demográfica y la marcha de la economía.La
comisión del Pacto de Toledo suscrito en su día entre los
representantes de los grupos políticos en las Cortes y los agentes
sociales es la que debe afrontar un planteamiento delicado. El propio
Linde admitió en la Cámara alta reconoció las fisuras y los
problemas del actual sistema público de pensiones, especialmente
acentuados con el déficit de la Seguridad Social. Por eso, señaló
que “las pensiones pueden ser más altas o más bajas, revisar de
un modo u otro, pero tienen que ser sostenibles”.
El
mismo Banco de España ha publicado este mismo año un informe sobre
la situación actual, retos y alternativas al sistema, elaborado por
Pablo Hernández de Cos, Juan Francisco Jimeno y Roberto Ramos. En él
se consigna que el déficit del Sistema de la Seguridad Social
español alcanzó un 1,5 % del PIB en 2015, que contrasta con el
superávit observado antes de la crisis económica, del 2,2 % del PIB
en 2007. “Este deterioro se debe, sobre todo, -dice la introducción
del trabajo-a un incremento del gasto en pensiones contributivas (en
% del PIB), como resultado del incremento de la tasa de dependencia,
el aumento de la tasa de sustitución de las pensiones y la caída de
la tasa de empleo. Más allá de esta situación de corto plazo, el
sistema público de pensiones español se enfrenta, como los del
resto de los países desarrollados, a retos importantes causados por
la expectativa de un aumento signifi cativo de la longevidad y,
consecuentemente, de la proporción de la población en edad de
jubilación”.
En
este contexto, el documento tiene como objetivo contribuir al debate
sobre la situación del sistema de pensiones mediante el análisis de
su evolución reciente, las previsiones hacia el futuro, que
incorporan el impacto de las últimas reformas, y los retos
pendientes. Pero hay que estar muy atentos a ese vaticinio del
gobernador Linde: o subir impuestos o bajar las pensiones. Muy
atentos.
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