Cada
conferencia, cada intervención, cada declaración de la la filósofa
y ensayista Adela Cortina despierta creciente interés.
Recientemente, ha sido distinguida con el premio 'Palabra 2019',
promovido por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España
(FAPE) y patrocinado por la Fundación César Egido Serrano. El
jurado ponderó la extraordinaria aportación de la palabra y la obra
de la doctora Cortina en el fomento de la convivencia, la tolerancia
y la justicia, esenciales “en su constante defensa de la dignidad y
los derechos de las personas”.
En
efecto, Adela Cortina enfatiza a la hora de referirse a las palabras
que hoy tienen “más importancia que nunca” en la revolución
digital de nuestros días. Y es que lo que circula por las redes, por
las plataformas de ciudadanía, son, precisamente, las palabras. En
fechas que se cuestiona el papel de las redes y se debate el de los
medios cada vez con menos reservas, Cortina insiste en la idea de
educar
para
que “los usuarios de las redes utilicen las palabras con el fin de
promover valores como la libertad, la igualdad y la solidaridad. Esa
es la principal tarea de nuestras sociedades”.
La
profesora valenciana está convencida de que la palabra es “clave
de convivencia ética y como forma de consolidar el sistema
democrático”. Deberían seguirla con atención comunicadores y
políticos que hacen un mal uso del lenguaje, especialmente quienes
utilizan expresiones insultantes, descalificadoras e irreverentes.
Pero también quienes frecuentan las redes o están en ellas a diario
escribiendo improperios y exabruptos, muchos, incluso, con faltas de
ortografía. La convivencia y el entendimiento se construyen con
palabras; el diálogo no es posible sin ellas. Luego, hay que
cuidarlas y saberlas tratar porque su poder persuasivo es
determinante.
Preguntada
por cuál debería ser el peso de la palabra en la política para
superar momentos de crisis, de tensión y de bronca, Adela Cortina
responde que “el peso consistiría en tomar en serio que “hablar”
es actuar, es comprometerse con lo que se dice y, por lo tanto,
responsabilizarse de cumplir los cpompromisos. Si en política y en
las demás dimensiones de la vida asumiéramos el valor de compromiso
que tiene la palabra, se hablaría mucho menos y, sobre todo, mucho
mejor”.
En
cuanto al periodismo, la profesora es igual de rotunda porque ha sido
sensible y ha estado encima de hacerlo con rigurosidad, con
informaciones verificadas y contrastadas con fuentes fiables. Solo
con un comportamiento éticamente profesional, se podrá combatir
fenómenos como el de la noticias falsas y los bulos que, sobre todo,
en las redes circulan a velocidad de vértigo.
“Hay
que apostar -señala- por un periodismo profesional que tenga muy en
cuenta la meta que legitima y da sentido a la actividad periodística:
ayudar a aumentar la libertad de las personas, ofreciendo
informaciones contrastadas, opiniones razonables e interpretaciones
plausibles, distinguiendo entre información y opinión, y
posibilitando la libre expresión de los profesionales y la
ciudadanía”.
Ahí
está el núcleo de lo que ella misma llama “un periodismo
imprescindible”.
Palabra
y lecciones de Cortina, sí señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario