jueves, 21 de marzo de 2024

Espíritu crítico frente a la posverdad

 

Hay que partir de una premisa: la posverdad, uno de los conceptos más utilizados en la comunicación de hoy en día, no es lo mismo que los bulos o las noticias falsas. Agustín Joel Fernandes Cabal, investigador predoctoral de la Universidad de Santiago de Compostela, lo deja claro cuando establece que “tales bulos pueden ser una noticia o un dato verosímil, y que parece o podría ser cierta, pero no lo es. El acto de producir o compartir una noticia falsa no es necesariamente doloso: puede ser simplemente un error”.

A juicio de Fernandes, y procurando no incurrir en un juego de palabras, diferenciar entre verdadero y verosímil es muy importante, ya que podemos encontrar informaciones que podrían ser verdad, que son creíbles, pero que no son verdad. Esto ayuda a confundir y dejarnos llevar por la verosimilitud de la información. En muchos casos también es mal periodismo, a partir de un periodista que afirma algo que no tiene ciertamente comprobado y, como los periodistas “velan” por la verdad informativa, se pueden transformar en fáciles comunicadores de noticias falsas.

Ello nos lleva a distinguir: la posverdad es un proceso complejo en el que coinciden distintas acciones, y su principal requerimiento es la intención de desinformar por parte del emisor del mensaje. El rumor funciona de forma similar a la posverdad, pero con la salvedad de que en el rumor predomina el error de la información, mientras con la posverdad predomina la intención de desinformar. No hay error, hay voluntad de engañar.

Siguiendo al investigador gallego, el concepto de poder es fundamental para entender la posverdad, ya que el manipulador ejerce un poder sobre los manipulados por medio de la persuasión de sus palabras. Para que esto suceda, debe esconder sus intenciones personales y verdaderas detrás de una máscara. A esta máscara se la identifica como metáfora, un instrumento lingüístico que se utiliza constantemente. Su fin principal es dar nuevo sentido a un concepto original que se encuentra desgastado o muerto. Así lo manifiesta –escribe Fernandes-  el filósofo Paul Ricoeur en su obra ‘La metáfora viva’: “la utilización de metáforas funciona cuando el sentido mismo se encuentra desgastado y, para reforzarlo, requerimos a esta herramienta para que el concepto en sí no muera”.

Es básica la importancia que tiene el periodismo –el buen periodismo– en la lucha contra la posverdad. Al ser un oficio con acceso privilegiado a la información, a los mayores estratos del poder mundial, y con una capacidad especial en el manejo de los datos que suceden en la realidad mundial, el periodismo está obligado a dar batalla contra este mal y tratar de derribar las noticias falsas que se instalan en el ideario popular a través de los datos y de la información. Es básica la importancia que tiene el periodismo –el buen periodismo– en la lucha contra la posverdad. Al ser un estamento con acceso privilegiado a la información, a los mayores estratos del poder mundial, y con una capacidad especial en el manejo de los datos que suceden en la realidad mundial, el periodismo está obligado a dar batalla contra este mal y tratar de derribar las noticias falsas que se instalan en el ideario popular a través de los datos y de la información.

Como primordial resulta un arma extremadamente poderosa para combatir el fenómeno y clarificar los conceptos, pese a tener consecuencias que parecen imposibles de frenar: el espíritu crítico. Si a la hora de informarnos, lo hacemos con el fin de buscar nueva información, y no de reafirmar nuestros pensamientos y sentimientos preexistentes, no hay posverdad ni poder manipulador que pueda derribar el poder del verdadero espíritu crítico de quien, a partir de esa información, va moldeando su pensamiento y su espíritu crítico.

Pese a ser un efecto que parece imposible frenar, la sociedad dispone de un arma extremadamente poderosa: el espíritu crítico. Si a la hora de tener conocimiento cabal, lo hacemos con el fin de buscar nueva información, y no de reafirmar nuestros pensamientos y sentimientos preexistentes, no hay posverdad ni poder manipulador que pueda derribar el poder del verdadero espíritu crítico de quien, a partir de esa información, va moldeando su pensamiento y su espíritu crítico, según concluye Fernandes Cabal.

Si la sociedad está abierta a repensar sus ideas leyendo o escuchando a personas que piensan distinto que uno, es imposible que la posverdad nos manipule y nos haga el daño que busca hacer.

Aunque nos cueste creerlo, la clave está en nosotros. Hagámoslo posible.

 

1 comentario:

Graciliana Montelongo Amador dijo...

Cierto la clave está en nosotros , a repensar todo. Gracias.