Advertíamos ayer
mismo de las consecuencias que tenía un sistema económico productivo
excesivamente dependiente de factores como la estacionalidad. Las últimas
estadísticas sobre el mercado laboral lo corroboran. Que en el último día de
agosto la Seguridad Social haya perdido a más de trescientos treinta mil
afiliados, es decir, a razón de doscientos treinta y un despidos por minuto, es
para que la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, tan sonriente
y eufórica a la hora de anticipar los datos favorables del mercado laboral,
siga encomendándose a la Virgen del Rocío para volver a la tendencia anterior,
sobre todo ahora que el ladrillo vuelve a cotizar alto.
¿Y qué decir, en
ese contexto, del empleo turístico? Hay algunas cifras que invitan a un serio
debate en el que los agentes sociales, empresarios y sindicatos, propicien
alternativas -a ser posible, consensuadas- que favorezcan la superación de los
problemas estructurales que se han ido amontonando, pese a los datos de
crecimiento de afluencia y alojamiento de visitantes. Ya saben: precariedad
laboral, carencia de formación adecuada, pérdida de profesionalidad, desinterés
por el talento, reticencias a la innovación…
El World Travel
& Tourism Council (WTTC), instituto que agrupa a las principales compañías
turísticas multinacionales, acaba de señalar que en nuestro país el turismo
sostiene 2,7 millones de empleo de manera directa, indirecta e inducida. Eso
significa dar trabajo a más personas que cualquier otro sector, excepto la
educación y el comercio minorista. El WTTC señala que, en términos de
porcentaje de trabajadores ocupados sobre el total de la economía española, el
sector turístico “genera, directa o indirectamente, el 15,3% del empleo total
en España”. Además -pondera- por cada trabajo directamente creado, son creados
otros dos puestos de manera indirecta o inducida, “siendo estos vínculos más
fuertes que en los sectores de la agricultura o la educación”.
Entonces, siendo
evidente que el turismo es un pilar fundamental en la economía productiva del
país, hay que tomar en cuenta el hándicap de la estacionalidad y sus derivados
estructurales a los que nos hemos referido. La patronal se basa en las cifras
para argumentar que las cosas van razonablemente bien: Exceltur, una
organización que refleja el compromiso personal de un grupo muy significativo
de líderes y máximos responsables de las principales empresas turísticas
españolas, señala en su último informe trimestral que a finales de junio pasado
había 73.820 afiliados a la Seguridad Social más que un año antes.
Dice su director
de estudios, Oscar Perelli, que “el sector está demostrando una capacidad de
creación de empleo más intensa que el conjunto de la economía. Ha conseguido
generar nuevas ocupaciones durante veinticuatro meses consecutivos”. Pero
advierte que la forma de crear más y mejor empleo pasa por cambiar el modelo
turístico, especialmente de sol y playa, con el fin de captar clientela con
mayor poder adquisitivo. “El reposicionamiento de los destinos -indica Perelli-
permite generar mejores puestos de trabajo, tanto en remuneración como en
reconocimiento social”.
Sin embargo,
fuentes sindicales ponen reparos a estas apreciaciones. De ellas nos ocuparemos
en otra entrada. En cualquier caso, es evidente que, con los elementos y los
datos disponibles, se precisa ese debate para armonizar intereses empresariales
y laborales comunes, así como para mitigar, cuando menos, los problemas
estructurales que, de alguna forma, siguen lastrando el sector y su aportación al conjunto de la productividad
económica del país.
2 comentarios:
En el caso de Canarias ¿que otro modelo turístico ofrece que no sea el de SOL Y PLAYA?
Saludos. Zoilo
Ninguno. Canarias sigue siendo y será un destino privilegiado de Sol y Playa. Mejor dicho privilegiado por su Clima.
Un fuerte abrazo.
Antonio Pastor.
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