sábado, 26 de septiembre de 2009

'IDERS': ¿ULTIMA CURVA?

Es uno de esos casos que, al cabo del tiempo, se dice que no tiene solución. Pasan los meses y los años y todo sigue igual. Los pleitos que se eternizan en los juzgados. Pero mientras unos damnificados luchan por lo suyo, por sus derechos, mientras no arrojen la toalla, no todo está igual. Y una alternativa aún es posible.
El caso del edificio ‘Iders’ es digno de ser tenido en cuenta. Con la de papel y reuniones que se ha producido en comunidad, despachos, expedientes, instituciones y juzgados, se podría escribir uno de los más largos tomos en la historia de los problemas de viviendas en este país.
En pleno desconcierto social del Puerto de la Cruz, cuando una nueva mocíón de censura revuelve las de por sí procelosas aguas políticas locales, en el consistorio aún hubo luces en el último pleno para que los grupos políticos aprobaran por unanimidad la decisión de “instar al Gobierno de Canarias que proponga al Gobierno central la declaración de Area de Rehabilitación Integral (ARI) en el sector de Martiánez, donde se encuentra el edificio ‘Iders’”.
A estas alturas, los damnificados deben estar de un escepticismo subido con determinaciones como ésta que parece, simplemente, ese ejercicio que no está escrito en ningún lado y que consiste en ir pasándose la pelota unos a otros de modo que asemeje haber cumplido pero ahora le toca a otros, son otros los que deciden. Y venga más tiempo. Y vuelta a empezar.
Pero, bueno, la voluntad política hay que demostrarla y en una controversia tan intrincada como es la del ‘Iders’ es necesario andarse con pies de plomo para que los resultados finales sean plenamente satisfactorios, así que estas decisiones adoptadas en el ámbito político-administrativo deben estar muy bien fundamentadas.

EL ‘IDERS’ NO SE RINDE

El más reciente acuerdo del pleno del Ayuntamiento se produce justo un año después de una entrada registrada en este blog con el título “El ‘Iders’ no se rinde”. La reproducimos íntegramente:
“Quién iba a decir a los sufridos y atribulados propietarios del edificio ‘Iders’, localizado en la avenida “Familia de Agustín de Betancourt”, en el sector Martiánez, del Puerto de la Cruz, que un día dispondrían de un blog en internet para manifestar sus ideas, sus quejas, sus criterios… Para proseguir su lucha, en definitiva.
Cuando arrancaron sus males, allá a principios de los noventa, ese blog, una de las múltiples opciones de la red, estaba aún por inventar. Lo que ya no tenía marcha atrás era una declaración técnica y política que aconsejaba desalojar el edificio al sufrir éste aluminosis, la enfermedad del cemento, detectada en alguna partida -o como se diga- con la que fueron construidas varias edificaciones en los años sesenta, en los tiempos del desarrollismo feroz e incontrolado.Desde entonces andan los propietarios de las viviendas y locales del ‘Iders’ arrastrando sus penurias, coleccionando reveses y viendo cómo los intentos de recuperar lo que es suyo o de volver a sus casas y a sus negocios han ido chocando con mil y un imponderables. Algunos ya han fallecido y en su dolor se habrán llevado la frustración de no haber visto cumplido ese objetivo de retornar. Otros se vieron forzados a vender. Y otros resisten. Resisten contra la especulación, contra la desmoralización, contra la incomprensión, contra la lentitud, contra la falta de soluciones…
Durante nuestra etapa en el consistorio tuvimos oportunidad de seguir de cerca este proceso y hasta de tomar decisiones. Siempre estuvimos al lado de los afectados, tal es así que en un acto público ponderamos su afán, su tesón indesmayable. Lo citábamos como ejemplo de perseverancia para que los portuenses se identificaran con sus cosas, con lo que es suyo, para que entendieran bien que nada es fácil ni se regala, que algunas conquistas o reivindicaciones -legítimas en este caso- se logran si la constancia no decae, si se esgrime la razón y si la fibra de la sensibilidad que se supone existe en otras partes aún está despierta.
Ahora, navegando y casi sin querer, hemos descubierto su sitio en la red. Hay fotos, testimonios, declaraciones, cuitas judiciales… Deben actualizarlo, por cierto. Es un instrumento para seguir luchando, para hacerlo valer ante quien corresponda transmitiendo el mensaje más claro: el ‘Iders’ no se rinde. Es un caso de justicia social. Y como tal, hay que resolverlo.Fuera ya de la actividad política local, aún los propietarios enfrascados en un proceso que respetamos y que debe ser reconducido para ver la luz del túnel, aún representando el estado actual de la edificación un impacto negativo en pleno corazón turístico del municipio, y aún con la incertidumbre y la indefinición de las administraciones -hay que acreditar, como mínimo, voluntad política de resolución del problema-, seguimos estando donde siempre: al lado de los damnificados. Seguimos siendo sus aliados en esta larga travesía de tribulaciones que sólo parece haber generado desencanto, frustración y escepticismo.Pues no: mientras haya vida, mientras queden fuerzas, hay que seguir intentándolo. Perder por aburrimiento es doloroso. Y algunos no se merecen ese regalo”.

¿LA ÚLTIMA CURVA?

Curiosamente, algunas ideas y algunas expresiones contenidas en esta entrada repescada figuran en el texto del referido acuerdo corporativo. No pasa nada: sólo cabe congratularse de aquellas coincidencias que, en el fondo, significan que quienes hemos perseverado en la rehabilitación del inmueble podemos aún contrastar avances que constituyen la única y última esperanza de los afectados, pendientes ahora de la aprobación de esta declaración de ARI para que organismos competentes puedan conceder ayudas económicas o similares a los propietarios con el fin de que acometan la rehabilitación del edificio. ¿Ven cómo el 'Iders' no se rendía?
No sabemos si será la última curva del largo y tortuoso proceso que ha seguido a aquella orden de desalojo tras ser detectada aluminosis en una parte del inmueble. Empleamos curva y no obstáculo por aquello de seguir pensando en positivo y alimentando todos los pasos favorables que se dan, como una reciente sentencia judicial que, pese a ser de difícil inteligibilidad, parece encaminada a fortalecer las posiciones vecinales en el complejo y denso pleito que les enfrenta a uno de los propietarios.
Pero, bueno, sigue habiendo vida, o lo que es igual, la lucha –la legítima lucha- aparenta nuevas y favorables perspectivas. Ahora que políticamente todos están de acuerdo, sólo cabe confía en que haya el seguimiento adecuado y se actúe con la diligencia y destreza adecuadas para que el problema del ‘Iders’ –un problema de justicia social, como acuñamos en su día- deje de serlo.

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