jueves, 23 de septiembre de 2010

HABERES DE FUTBOLISTAS

Los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados se han puesto de acuerdo en torno a la limitación de las retribuciones de los futbolistas profesionales. Ha sido una iniciativa del Bloque Nacionalista Galego (BNG), a la que se sumaron socialistas y populares. Otra consecuencia de la crisis, se dirá. Si el sindicato de futbolistas (AFE) se ha manifestado, en el sentido que sea, no se ha registrado gran repercusión.
Lo cierto es que el acuerdo político trata de fijar límites máximos a los sueldos de los futbolistas que profesionalmente actúan en España. Habrá que estar atentos si son sólo ellos los que habrán de soportar el peso de la medida o, por extensión, otros deportistas profesionales también se verán afectados.
Dicen los promotores de la misma que se trata de introducir racionalidad en los mercados y de que evitar que los clubes dejen de abonar sus deudas con Hacienda, como viene ocurriendo. Esta deuda, según ha trascendido, se elevaba el año pasado a 632 millones de euros, o sea, la mitad de lo que supone la congelación de las pensiones de 2010 que afectará a seis millones de personas.
Entonces, lo que se quiere es impulsar las medidas de control para que los clubes deportivos ganen en solvencia o lo que es igual, para que las deudas de éstos no alcancen niveles irreversibles. En ese aspecto, se dirá que tales determinaciones son el por el bien de los propios profesionales.
Como quiera que fuese, y aunque la gente sigue yendo a los estadios, y las ventas de abonos, en algunos casos, se han disparado, y las firmas publicitarias compiten sin reservas por aparecer en patrocinios, algún freno había que poner en el multimillonario escaparate futbolístico. No es de recibo que mientras la recesión afecte de alguna manera a millones de personas, unos pocos privilegiados sigan acumulando beneficios mientras algunos administran y gastan recursos alegremente.
Con estas limitaciones a los profesionales del balón, no se arreglan los problemas económico-financieros del país, desde luego, pero, siquiera en forma de gesto, nos aproximamos a ese concepto que siempre debe caracterizar a cualquier sociedad moderna: solidaridad. Hay que practicarlo: quienes más tienen, que cedan o compartan algo.

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