sábado, 18 de septiembre de 2010

VERSOS POPULARES

En lenguas del Puerto te veas, dice el dicho.
Fue un modo de comunicar, una manera de inmortalizar los pocos acontecimientos que podían registrarse en aquel "mal Círculo de Iriarte donde cuatro ranilleros hablan de ciencias y arte". Recurrían a la sátira, a la fina ironía; y expresaban en verso, en una poesía muy 'sui generis', aquellas ideas, críticas, alusiones más o menos veladas, todos aquellos apodos y rasgos que nos acercaban a los protagonistas y hasta les identificaban. Eran auténticos versos populares que, además, circulaban muy restringidamente y eran enviados, según cuentan, de forma anónima. Luego saltaba la controversia sobre la presunta autoría.
Estos que siguen son unos versos alusivos a la celebración de un almuerzo político entre comensales portuenses, en la primera mitad de la década de los años treinta del pasado siglo, en plena República. Aparecieron publicados en una edición local titulada "Rompe y Raja", que desapareció con el golpe de Estado de 1936. Las generaciones más jóvenes tendrán dificultad en identificar a alguno de los personajes. Para otros, la cosa será más sencilla y, por supuesto, graciosa. Se ha respetado el original.


En el Puerto de la Cruz,
se organizó una comida
y se la fueron a comer
a la Cuesta de la Villa.
Fue una comida política,
según nos lo dijo Aurelio,
pues creo que fue organizada
por la casa de Cornelio.
En jardineras, camiones
y en coches particulares,
de la casa de Cornelio,
salieron los comensales.
Y cuando la comitiva
ya se había retirado,
salió en el último coche
Cornelio y su secretario.
Si quieren saber quién es,
el secretario de Cornelio,
es Perico “el Patafloja”
(un chico bastante serio).
El menú dicen que estuvo
una cosa de primera,
pues el primer plato fue
una lengua a la barbera.
Hubo sable a lo Arturo,
pescado a lo Andrés Hidalgo,
Mamón a lo vividor
y Pollopera a lo Eduardo.
Y apareció de repente

una bandeja de pollos
asados a lo Vicente.
También hubo bacalao
compuesto a lo Andrés Martín,
curieles a lo Perico...
¡Ese fue el plato más ruin!
Perdonen a los señores
que en ésta no se les puso,
pues ahora vamos a tratar
un poco de los discursos.
Se levantó Andrés Hidalgo,
(que fue el primero en hablar):
"Señores yo soy comunista,
pero de los de Marcial".
Se levantó Antonio Castro
y dijo de esta manera,
"Señores yo soy monárquico,
y lo seré hasta que muera".
Antoñito, ten cuidado,
fíjate bien lo que haces,
pues en los tiempos que estamos
no repitas esa frase.
Todos hablaron lo suyo,
unos menos y otros más,
y Cornelio, por no ser menos,
también se levanta a hablar.
Intenta hacerlo y se traba,
se arma tan fuerte bollo,
y los comensales le gritan,
"¡Qué se siente ese frangollo!".
Se despidieron contentos,
gritando ¡Arriba España!
y hasta la próxima, señores:
quedaremos en la Montaña
.
Si la comida en sí misma fue todo un acontecimiento, la repercusión de la curiosa poesía, a decir de las personas que la conocieron y comentaron, tuvo también un considerable impacto, hasta el punto de memorizarla y repetirla en charlas domésticas o echando una perra de vino. Algunas prefirieron hacer copia manuscrita y la conservaron, de modo que, cadacierto tiempo, o cuando moría alguno de los asistentes, la recitaban y rememoraban aquella celebración.
Confiamos en que haya más.

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