En el acto de presentación, no tuvo reparo en reconocerlo. Alguien le preguntó por la experiencia que poseía en materia turística y ella respondió sin reservas, con voz propiamente tímida:
-Ninguna.
Fue sincera, claro que sí, tanto como la apelación voluntarista que añadió:
-Espero irla ganando con la ayuda de todos.
La protagonista es la nueva directora general de Ordenación y Promoción Turística del Gobierno de Canarias, Dunia Alvaro Soler. Hasta su nombramiento, ejercía como policía local de Pájara (Fuerteventura). Dios la ampare.
La política canaria es así, paisanos y visitantes. Y el Gobierno de la Comunidad Autónoma, más. Ya hemos escrito en más de una ocasión que la capacidad de asombro es inagotable. Y que todo es posible. ¿Para qué extrañarse, pues, de cifras vergonzantes, de bajísima aplicación de leyes, de proyectos bloqueados, de fracaso educativo, de porcentajes ridículos o preocupantemente elevados...? ¿Qué de particular tiene que presidente y vicepresidente discrepen en público en un asunto tan delicado como la subida de impuestos?
Se dirá, a cuenta de la designación de Dunia Alvaro Soler, que ella no es la culpable. O lo es, pero en la medida más baja. Que la responsabilidad principal recae en quienes (en plural, sí) la han nombrado, en quienes no han tenido en cuenta ni la materia ni la importancia de ésta en las islas. ¿O será que se la toman así, como ustedes estarán sospechando, en plan frívolo o negligente?
Y se volverá a citar aquella anécdota protagonizada por un diputado tinerfeño que saludaba muy atenta y ceremoniosamente a los ujieres de las Cortes. Preguntado por el hecho, su respuesta era significativa:
-Es que el día menos pensado nombran a cualquiera de ellos gobernador o representante del Estado en las islas. Y habrá que estar preparado para entonces.
Pero nada favorece el nombramiento. La consejera, pidiendo cien días de gracia, no ha contribuido a tranquilizar al sector que ha reaccionado con más recelo que de costumbre, seguro porque habrá pensado que se ha llegado demasiado lejos. Que esta designación desborda límites de resignación. Es probable que algún empresario se haya sentido abofeteado.
Ni la oportunidad, oigan. Cuando hace unas pocas fechas, algunos hablaban de brotes verdes; y cuando el propio presidente de Canarias ha dicho que es el turismo lo que nos tiene que salvar, lo que ha de dinamizar la productividad económica, conferir la gestión de una dirección general muy específica a una persona que reconoce no poseer experiencia alguna, tiene un encaje imposible.
Pero Canarias y su política son así de insólitas, de inefables. Después se quejan algunos de que la gente no crea en nada y de que los índices de abstención sigan creciendo.
Qué lastimoso todo y qué porvenir.
-Ninguna.
Fue sincera, claro que sí, tanto como la apelación voluntarista que añadió:
-Espero irla ganando con la ayuda de todos.
La protagonista es la nueva directora general de Ordenación y Promoción Turística del Gobierno de Canarias, Dunia Alvaro Soler. Hasta su nombramiento, ejercía como policía local de Pájara (Fuerteventura). Dios la ampare.
La política canaria es así, paisanos y visitantes. Y el Gobierno de la Comunidad Autónoma, más. Ya hemos escrito en más de una ocasión que la capacidad de asombro es inagotable. Y que todo es posible. ¿Para qué extrañarse, pues, de cifras vergonzantes, de bajísima aplicación de leyes, de proyectos bloqueados, de fracaso educativo, de porcentajes ridículos o preocupantemente elevados...? ¿Qué de particular tiene que presidente y vicepresidente discrepen en público en un asunto tan delicado como la subida de impuestos?
Se dirá, a cuenta de la designación de Dunia Alvaro Soler, que ella no es la culpable. O lo es, pero en la medida más baja. Que la responsabilidad principal recae en quienes (en plural, sí) la han nombrado, en quienes no han tenido en cuenta ni la materia ni la importancia de ésta en las islas. ¿O será que se la toman así, como ustedes estarán sospechando, en plan frívolo o negligente?
Y se volverá a citar aquella anécdota protagonizada por un diputado tinerfeño que saludaba muy atenta y ceremoniosamente a los ujieres de las Cortes. Preguntado por el hecho, su respuesta era significativa:
-Es que el día menos pensado nombran a cualquiera de ellos gobernador o representante del Estado en las islas. Y habrá que estar preparado para entonces.
Pero nada favorece el nombramiento. La consejera, pidiendo cien días de gracia, no ha contribuido a tranquilizar al sector que ha reaccionado con más recelo que de costumbre, seguro porque habrá pensado que se ha llegado demasiado lejos. Que esta designación desborda límites de resignación. Es probable que algún empresario se haya sentido abofeteado.
Ni la oportunidad, oigan. Cuando hace unas pocas fechas, algunos hablaban de brotes verdes; y cuando el propio presidente de Canarias ha dicho que es el turismo lo que nos tiene que salvar, lo que ha de dinamizar la productividad económica, conferir la gestión de una dirección general muy específica a una persona que reconoce no poseer experiencia alguna, tiene un encaje imposible.
Pero Canarias y su política son así de insólitas, de inefables. Después se quejan algunos de que la gente no crea en nada y de que los índices de abstención sigan creciendo.
Qué lastimoso todo y qué porvenir.
2 comentarios:
Y el mejor que se lo pasa en el equipo (rememorando sus pretéritas andanzas futboleras) es mi paisano Sebastián Ledesma. Hasta más gordo lo veo.Debe estar contento. Sé que es mala la parodia, pero... ¡¡¡nacionalidad!!!
HOLA SALVADOR:
Cuanta razón tienes en tu artículo. APeraza
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