viernes, 5 de abril de 2019

CITA MUNICIPALISTA

Fue un granado homenaje a los líderes de la Carta Municipal, uno de los principales logros de los alcaldes y ediles de Hacienda salidos de las primeras elecciones municipales democráticas en abril de 1979. Se están cumpliendo, precisamente, cuarenta años de aquel acontecimiento, un sensible impulso al modelo de convivencia que los españoles se habían dado un año antes. La democracia, en efecto, echaba raíces: era una nueva etapa, con tanto por hacer y por aprender.
Un municipalismo incipiente. Pronto entendieron los regidores que, ante el vacío, era indispensable hallar nuevos cauces de financiación. O se revisaba la Carta (una distribución en la participación de los ingresos con un evidente desequilibrio a favor de Santa Cruz capital) o había poco que realizar ante aquella realidad que brotaba desnuda y plagada de carencias. Se reunían en restaurantes de Tacoronte, a mitad del trayecto, cuando iban en sus propios vehículos y almorzando daban forma a las reivindicaciones. En esencia, lo que se pretendía era un reparto más justo e igualitario de los fondos públicos disponibles. Estaban sembrando las semillas del Fondo de Cooperación Municipal Regional, posteriormente creado, así como de un Fondo Insular de Cooperación. Los nuevos munícipes tenían que hacer frente a planeamientos, infraestructuras y dotaciones de todo tipo. Fue una ingente tarea, desde luego, luego tratada más globalmente, con la creación y puesta en marcha de las federaciones canarias de municipios, cabildos o islas.
Pues fue reconocida en un acto promovido por la Asociación Domitila Hernández por la Igualdad de oportunidades y Sostenibilidad en el Espacio Cultural de San Juan de la Rambla que presentó con solvencia Pedro Ángel Gómez Barreto. Allí estaban los supervivientes de aquella singular generación del alcaldes de 1979, con allegados y descendientes y regidores actuales, algunos herederos. La alcaldesa, Fidela Velázquez, dio una emotiva bienvenida institucional. José Luis Figueroa, director general de la Asociación, puso en valor todas las iniciativas de la época. Invitaron a intervenir a Pedro Martín, alcalde Guía de Isora, quien resumió muy bien el salto cualitativo del municipalismo. El periodista Salvador Pérez acreditó por qué fue el cronista puntual de la época, cuando no había móviles y se transmitía la producción informativa por las vías más insólitas, guaguas y propinas incluidas. El funcionario nonagenario del Ayuntamiento de Los Realejos, Eleuterio Garrido Luceño, allí presente, autor de los estudios económicos sobre la Carta Municipal, recibió un más que merecido tributo, con los alcaldes puestos en pie. Pepe Grillo, ex alcalde de La Guancha, glosó su obra y contó sabrosas anécdotas. Gaspar Sierra, en tono autocrítico y reivindicativo (“tenemos que volver al espíritu del 79”, dijo), se quejó del maltrato que recibía el municipalismo en el nuevo Estatuto de Autonomía de Canarias, a la hora de reflexionar sobre la historia, el presente y el futuro del municipalismo. Fidela Velázquez, antes de clausurar, también invitó a compartir los afanes y anhelos colectivos, así como a renovar energías para continuar la obra de aquellos ilustres antecesores y mejorar las condiciones de vida “de los vecinos”.
Al final, entregaron unos distintivos conmemorativos a aquellos líderes. Besos, plácemes y abrazos para rubricar una cita municipalista con la sencillez de entonces. Eso fue lo mejor.

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