martes, 23 de abril de 2019

QUÉ Y CÓMO

¿El qué? La vertiginosa circulación en las redes sociales de bulos y mensajes de odio. ¿Cómo? Afrontarla, combatirla, siquiera reducirla.
Ese fue el dilema planteado en el Seminario de Iberoamericano de Periodismo y Comunicación celebrado en la antesala de Congreso Internacional de la Lengua que tuvo lugar en Córdoba (Argentina).
La directora de El País, Soledad Gallego-Díaz no dudó en afirmar que,mediante estos vicios, las redes se están convirtiendo “en armas de distracción masiva”. El mal uso de las mismas se ha disparado. Parecen una tentación palpable y permanentemente abierta con tal de lanzar cualquier engendro. De ahí surge la necesidad de diferenciar entre los derechos a la información y a la comunicación, más concretamente, entre periodismo y comunicación. El debate está abierto en los propios medios, en foros y en géneros tan utilizados como la tertulia.
La misma Gallego-Díaz advierte de que es indispensable armarse de profesionalidad para saber superar dudas y no solapar ámbitos. “La comunicación no debe atender a reglas, faltaría más. Resulta una actitud básica comunicarnos en la vida -dijo antes de precisar: “El periodismo, para ser fiable, sí las tiene”.
En ese contexto, surge la importancia de dotarse de códigos éticos para la autorregulación, expuesta en vísperas de la campaña electoral en forma de demandas trasladadas por las organizaciones y colectivos profesional a los aspirantes a la presidencia del Gobierno. El director de la Escuela de Periodismo UAM/El País, Alex Grijelmo, interviniente en el citado congreso, señaló que “los periodistas estamos amparados por la libertad de expresión; pero no por el derecho a insultar o mentir”.
Por cierto, ante la proliferación de anónimos o de fuentes que son identidades falsas, Grijelmo concedió mucha importancia a la firma, a la autoría reconocible con ella. Aunque parezca algo elemental o básico, el periodista asegura que el nombre se ha convertido en todo un símbolo de defensa. “Nuestro nombre en un artículo -proclama- conlleva libertad de expresión y al tiempo responsabilidad de cómo ejercerla”.
Qué y cómo. Queda mucho por hacer e insistir para acercarnos a ese ideal de lectores y consumidores de información críticos, capaces de discernir sobre la oferta que se les presenta y de interpretar cuanto contiene. Las amenazas de los vicios en las redes son tan nocivas como el sesgo mediático derivado de causas como la concentración de medios o el decantamiento ideológico.
Por eso es tan importante diferenciar los derechos citados. Y respetar las reglas y las formas. La protección de aquéllos y de las libertades depende del rigor y de la profesionalidad. Ante los tiempos que se avecinan, ante los riesgos que se vislumbran, ante los males que se han enquistado, qué y cómo se configura como un doble desafío al que hacer frente con formación, profesionalidad y máximo sentido deontológico.

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