lunes, 22 de abril de 2019

HABRÁ QUE ESPABILAR

El dato es preocupante y revelador, sin alarmismos, de que se avecinan tiempos difíciles. Está extraído del último informe de la asociación empresarial Exceltur sobre 'Perspectivas turísticas', referido al primer trimestre del año en curso: se confirma la tendencia de desaceleración en la actividad turística advertida en los meses anteriores, bien es verdad que se produce un incremento del 1,5 % en el Producto Interior Bruto (PIB) turístico. La tendencia hace que la citada organización rebaje en una décima, del 1,7 al 1,6 %, la previsión de crecimiento para el presente año.

Los factores que determinan estas cifras van, desde el ángulo positivo, varían entre el aumento del empleo y del gasto medio y la saludable resistencia del mercado británico que, pese a todas las incertidumbres del brexit, sigue siendo el primero de los emisores hacia nuestro país. Pero la disminución de la estancia media y la reducción de visitantes alemanes aportan sombras y explican, en cierta medida, esta evolución.

Un menor dinamismo en la demanda internacional y la notable reducción de las pernoctaciones, según Exceltur, son causantes de la inquietud despertada en el sector. Las pernoctaciones, en efecto, cayeron un 1,6 % en el primer trimestre del año, porcentaje equivalente a una reducción de dos días en la estancia media. Dos, tal como iban las cosas, son muchos días. El vicepresidente ejecutivo de la organización, José Luis Zoreda, confirmó durante la presentación del informe que aunque hayan venido más turistas a España, permanecen menos tiempo en el destino escogido. Añadió que si la cifra de turistas registrados en nuestro país en 2018 alcanzó los 8,8 millones (un 1,1 % más que el año anterior), se necesitarían ahora 2,5 millones de visitantes más para igualar las pernoctaciones contabilizadas en 2017. Seguro que estos datos explican por si solos el ya célebre concepto de “turistas prestados”.

El gasto medio, para quienes quieran seguir viendo la botella a medio llenar, se incrementó hasta el pasado mes de marzo un 4,7 %. Es curioso, desde luego; menos tiempo en el destino pero mayor promedio de gasto. A tener en cuenta, desde luego, para apreciar la importancia de la oferta y los servicios de calidad.

El informe incluye otro dato que no hará gracia a los responsables del sector en Canarias y al empresariado que duerme soñando con la cuenta de resultados: en plena temporada alta, hay más de novecientas mil noches de alojamiento menos, lo que equivale a una caída del 5,9 %. Notable, sin duda. Y es que, siempre según Exceltur, “el crecimiento moderado de la demanda nacional no podrá cubrir la demanda de la contracción de la demanda extranjera, en especial en los destinos de sol y playa, muy afectados por la recuperación de los destinos competidores del Mediterráneo”. Otra vez los turistas prestados.

Si el mercado británico apunta, incluso, una leve mejoría en el concepto pernoctaciones, las tendencias del mercado alemán no son tan buenas pues vuelve a fijarse en destinos como Turquía. Y no digamos de los mercados nórdicos que acusan descensos casi del 15 % en sus noches de alojamiento.

Total, que la fiesta no se ha acabado pero palidece la euforia. Veremos cómo evolucionan en los próximos meses estas tendencias y, sobre todo, cuáles serán las respuestas en verano y en el último cuatrimestre del año. Habrá que espabilar.

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