El
dato es preocupante y revelador, sin alarmismos, de que se avecinan
tiempos difíciles. Está extraído del último informe de la
asociación empresarial Exceltur
sobre
'Perspectivas turísticas', referido al primer trimestre del año en
curso: se confirma la tendencia de desaceleración en la actividad
turística advertida en los meses anteriores, bien es verdad que se
produce un incremento del 1,5 % en el Producto Interior Bruto (PIB)
turístico. La tendencia hace que la citada organización rebaje en
una décima, del 1,7 al 1,6 %, la previsión de crecimiento para el
presente año.
Los
factores que determinan estas cifras van, desde el ángulo positivo,
varían entre el aumento del empleo y del gasto medio y la saludable
resistencia del mercado británico que, pese a todas las
incertidumbres del brexit,
sigue
siendo el primero de los emisores hacia nuestro país. Pero la
disminución de la estancia media y la reducción de visitantes
alemanes aportan sombras y explican, en cierta medida, esta
evolución.
Un
menor dinamismo en la demanda internacional y la notable reducción
de las pernoctaciones, según Exceltur,
son
causantes de la inquietud despertada en el sector. Las
pernoctaciones, en efecto, cayeron un 1,6 % en el primer trimestre
del año, porcentaje equivalente a una reducción de dos días en la
estancia media. Dos, tal como iban las cosas, son muchos días. El
vicepresidente ejecutivo de la organización, José Luis Zoreda,
confirmó durante la presentación del informe que aunque hayan
venido más turistas a España, permanecen menos tiempo en el destino
escogido. Añadió que si la cifra de turistas registrados en nuestro
país en 2018 alcanzó los 8,8 millones (un 1,1 % más que el año
anterior), se necesitarían ahora 2,5 millones de visitantes más
para igualar las pernoctaciones contabilizadas en 2017. Seguro que
estos datos explican por si solos el ya célebre concepto de
“turistas prestados”.
El gasto
medio, para quienes quieran seguir viendo la botella a medio llenar,
se incrementó hasta el pasado mes de marzo un 4,7 %. Es curioso,
desde luego; menos tiempo en el destino pero mayor promedio de gasto.
A tener en cuenta, desde luego, para apreciar la importancia de la
oferta y los servicios de calidad.
El informe
incluye otro dato que no hará gracia a los responsables del sector
en Canarias y al empresariado que duerme soñando con la cuenta de
resultados: en plena temporada alta, hay más de novecientas mil
noches de alojamiento menos, lo que equivale a una caída del 5,9 %.
Notable, sin duda. Y es que, siempre según Exceltur, “el
crecimiento moderado de la demanda nacional no podrá cubrir la
demanda de la contracción de la demanda extranjera, en especial en
los destinos de sol y playa, muy afectados por la recuperación de
los destinos competidores del Mediterráneo”. Otra vez los turistas
prestados.
Si el
mercado británico apunta, incluso, una leve mejoría en el concepto
pernoctaciones, las tendencias del mercado alemán no son tan buenas
pues vuelve a fijarse en destinos como Turquía. Y no digamos de los
mercados nórdicos que acusan descensos casi del 15 % en sus noches
de alojamiento.
Total, que
la fiesta no se ha acabado pero palidece la euforia. Veremos cómo
evolucionan en los próximos meses estas tendencias y, sobre todo,
cuáles serán las respuestas en verano y en el último cuatrimestre
del año. Habrá que espabilar.
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