La
ocupación hotelera en Canarias durante el primer trimestre del año
se ha reducido un 4,2 %. Es una de las conclusiones del Barómetro
del Sector Hotelero elaborado por la firma STR en colaboración con
Cushman & Wakefield España, operando con datos de mil doscientos
hoteles y más ciento sesenta y tres mil habitaciones de España y
Portugal. Esto comporta que el índice de precios por habitación
disponible (RevPar), a diferencia de lo que ha sucedido en destinos
peninsulares, refleja un descenso del 8,8 % con respecto al mismo
período del año pasado.
Atención
a los datos que, sumados a otros indicadores anteriores, revelan que
el archipiélago ya acusa el impacto del desvío de turistas hacia
otros destinos competidores por parte de los turoperadores. El cambio
de tendencia, apuntado en 2018, se explica, según el citado
Barómetro, por una reducción de reservas, de la que se benefician
otros puntos vacacionales. Fuerteventura, por ejemplo, seguida de
Mallorca, son los lugares donde más disminuido el RevPar. Y es que
en la isla majorera la ocupación se ha reducido un 17 % en la
comparativa interanual. Naturalmente, se resiente la tarifa media
diaria por habitación ocupada (ADR) y el descenso del 4.8 % en los
establecimientos canarios sitúa dicha tarifa en los 119,49 euros.
Recordarán
que habían bajado las pernoctaciones y que la estancia media se
retrajo un 2 %, situándose por debajo de las tres noches por
viajero. Teniendo en cuenta que por las islas andábamos en temporada
alta, las cifras no dejan de ser preocupantes. Se avecina el verano,
de hecho estamos ya en los meses que muchos propietarios o
empresarios aprovechan para llevar a cabo reformas y obras de
reparación, coincidiendo con una menor afluencia de visitantes
europeos. La evolución de los mercados es una incógnita. Y hasta
bien entrado el verano no se conocerán los programas y planes de
actuación de los nuevos gobiernos y equipos ejecutivos salidos de
las urnas.
Eso
obliga a que el sector redoble esfuerzos o inversiones promocionales.
Para romper la que se parece ser una tendencia y para frenar los
desfases que ya se advierten en las cuentas de resultados. Ya se verá
si ello incide en la política de precios. Lo que parece claro es que
los destinos competidores vuelven a ser atractivos y otros, como
Catalunya -y en concreto, Barcelona- empiezan a superar
incertidumbres fruto de su inestabilidad política y social para
situarse de nuevo en primera línea de preferencias.
Así
las cosas, le corresponde al sector, en sus vertientes pública y
privada, acreditar la competitividad. Y aunque otros datos del Banco
de España referidos a la balanza de pagos son más tranquilizadores,
en el sentido de que en los dos primeros meses del año se ha
registrado un superávit en el ámbito turístico de un 0,4 % con
respecto a 2018, no es menos cierto que dormirse en los laureles
puede ser, dados los indicadores, un error descomunal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario