lunes, 6 de mayo de 2019

MENOR OCUPACIÓN HOTELERA Y DERIVADAS

La ocupación hotelera en Canarias durante el primer trimestre del año se ha reducido un 4,2 %. Es una de las conclusiones del Barómetro del Sector Hotelero elaborado por la firma STR en colaboración con Cushman & Wakefield España, operando con datos de mil doscientos hoteles y más ciento sesenta y tres mil habitaciones de España y Portugal. Esto comporta que el índice de precios por habitación disponible (RevPar), a diferencia de lo que ha sucedido en destinos peninsulares, refleja un descenso del 8,8 % con respecto al mismo período del año pasado.

Atención a los datos que, sumados a otros indicadores anteriores, revelan que el archipiélago ya acusa el impacto del desvío de turistas hacia otros destinos competidores por parte de los turoperadores. El cambio de tendencia, apuntado en 2018, se explica, según el citado Barómetro, por una reducción de reservas, de la que se benefician otros puntos vacacionales. Fuerteventura, por ejemplo, seguida de Mallorca, son los lugares donde más disminuido el RevPar. Y es que en la isla majorera la ocupación se ha reducido un 17 % en la comparativa interanual. Naturalmente, se resiente la tarifa media diaria por habitación ocupada (ADR) y el descenso del 4.8 % en los establecimientos canarios sitúa dicha tarifa en los 119,49 euros.

Recordarán que habían bajado las pernoctaciones y que la estancia media se retrajo un 2 %, situándose por debajo de las tres noches por viajero. Teniendo en cuenta que por las islas andábamos en temporada alta, las cifras no dejan de ser preocupantes. Se avecina el verano, de hecho estamos ya en los meses que muchos propietarios o empresarios aprovechan para llevar a cabo reformas y obras de reparación, coincidiendo con una menor afluencia de visitantes europeos. La evolución de los mercados es una incógnita. Y hasta bien entrado el verano no se conocerán los programas y planes de actuación de los nuevos gobiernos y equipos ejecutivos salidos de las urnas.

Eso obliga a que el sector redoble esfuerzos o inversiones promocionales. Para romper la que se parece ser una tendencia y para frenar los desfases que ya se advierten en las cuentas de resultados. Ya se verá si ello incide en la política de precios. Lo que parece claro es que los destinos competidores vuelven a ser atractivos y otros, como Catalunya -y en concreto, Barcelona- empiezan a superar incertidumbres fruto de su inestabilidad política y social para situarse de nuevo en primera línea de preferencias.

Así las cosas, le corresponde al sector, en sus vertientes pública y privada, acreditar la competitividad. Y aunque otros datos del Banco de España referidos a la balanza de pagos son más tranquilizadores, en el sentido de que en los dos primeros meses del año se ha registrado un superávit en el ámbito turístico de un 0,4 % con respecto a 2018, no es menos cierto que dormirse en los laureles puede ser, dados los indicadores, un error descomunal.

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