No
soplan vientos favorables para el turismo. Tampoco es cuestión de
alarmas y dramatismos porque en anteriores coyunturas desfavorables
resistió y ayudó a mantener el tipo mientras la zozobra de la
productividad crecía y crecía. Pero esa incertidumbre llamada
brexit
,
esa recesión que ya se acepta en Alemania, esas fisuras -¿o algo
más?- advertidas en las compañías aéreas, especialmente, en
Ryanai y esa súbita aparición de Israel como destino competidor,
tiñen de incertidumbre el panorama del sector cuando está a punto
de concluir la temporada veraniega.
El
siti especializado preferente.com
publicaba
ayer que un informe confeccionado por la asociación internacional
World
Travel & Tourism Council (WTTC),
señalaba que, en 2018, el turismo aportó siento setenta y ocho mil
millones de euros a la economía española.
Lo
más llamativo del informe es que los destinos de sol y playa han
exprimentado un retroceso al disminuir la afluencia de visitantes.
Todo lo contrario del segmento urbano, de compras o cultural, que ha
ganado enteros y ha significado un impuslo con el que, en principio,
no se contaba.
La
información de preferente.com
aludía
a cifras del pasado mes de julio y a dos destinos muy concretos,
Baleares y Canarias, considerados como básicos de la hora de
intepretar estadísticas. Ese mes -he aquí lo preocupante- nuestra
Comunidad Autónoma registró treinta mil trescientos treinta y siete
turistas menos que en el mismo mes de 2018 y setenta y un mil cien
menos que en julio de 2017. En Baleares, los descensos se produjeron
principalmente en junio, según se refleja en la estdística de
coyuntura hotelera del Instituto Nacional de Estadística (INE): ese
mes hubo cuatro mil doscientos cincuenta y siete turistas menos que
en 2018.
Veamos
las pernoictaciones, un indicador significativo a la hora de
contabilizar. En términos interanuales, hay ciento cincuenta y
cuatro mil novecientas ochenta y nueve menos en Baleares; y
doscientas treinta y cuatro mil seiscientas sesenta y tres menos en
Canarias. Según publica preferente.com,
ello
trae causa de la menor afluencia de turistas y a la reducción de la
estancia media, impulsada por la bajada de las tarifas por parte de
las compañías 'low cost' que genera un fenómeno cada vez más
palpable: muchos viajeros no sienten la necesidad de amortizar su
billete con más días de vacaciones .En
julio, los hoteles registraron 12,1 millones de viajeros, un 3,3% más
que en el mismo mes de 2018. También aumentaron un 1,1% las
pernoctaciones hasta los 43,2 millones, aunque de forma más ligera
por la reducción de la estancia media, actualmente en 3,57 días.
Según
estas mismas fuentes, la disminución de visitantes extranjeros se ha
compensado con el turismo nacional. Habrá que aguardar, además, a
los registros definitivos de spetiembre para evaluar la temporada
veraniega y advertir las tendencids del período otoño-invierno.
Pero
que el turismo de sol y playa baja, es un hecho, aunque -insistimos-
se advierta el alza de del mercado nacional, ya con preferencias
claras hacia las modalidades culturales, de compras y propiamente
urbanas. Será cuestión de captar otros mercados, sencillamente: los
de toda la vida parece que ya son insuficientes.
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