Lo
hemos escrito casi todo del padre José Siverio Pérez, religioso,
músico, artesano, periodista y escritor, fallecido ayer a los 91
años.
'El
cura', como coloquial y afectuosamente le llamaban, o don José, para
mantener el respeto y las distancias, fue una delas personas
decisivas en los destinos profesionales y en la cristalización de la
vocación que alumbró desde temprana edad y cuajó cuando nos abrió
las puertas -y los micrófonos- de Radio Popular de Tenerife, en su
sede la calle La Carrera, allá a principios de los setenta del
pasado siglo. Primero, como corresponsal en el Puerto de la Cruz; y
luego como relator y cronista deportivo, cometidos ampliados cuando
ya nos incorporamos de pleno al plantel de informativos.
En
distintas ocasiones y por distintos motivos, ya hemos contado que a
Siverio le escuchábamos en aquel inolvidable espacio de radio
benéfica que fue en La Voz del Valle que dirigió, “Las tres
columnas”, ideado para establecer lazos de solidaridad entre las
poblaciones del Valle y hacer que los humildes fueran menos humildes
en fechas navideñas. Aún nos parece que suena su voz cuando el
oyente conectaba:
-Buenas
noches, padre ¿es La Voz del Valle?
Y
en seguida aparecía para atender la generosidad y el desprendimiento
de los donantes. Estábamos lejos de móviles e inalámbricos. Pero
ya funcionaba la radio participativa.
'El
cura' también será recordado por quienes fueron sus alumnos en
distintos centros. Y por los integrantes de ambos sexos que formaron
parte de los coros que dirigió. La relación se prolongó durante
décadas, incluso cuando esos coros desaparecieron. Con su primo
Rafael Yanes Pérez, director-propietario del memorable colegio San
Agustín, promovió innumerables actos culturales y académicos.
Inició
en Güímar una nueva etapa radiofónica. Claro que nos acordamos de
Pedro Guerra y José Ramos. La prorrogó en La Laguna, cuando, con
nuevo indicativo, bajo los auspicios del Obispado, abrió y dirigió
Radio Popular de Tenerife, centro emisor en Las Mercedes. La señal
llegaba como un cañón a todo el norte tinerfeño. Se dedicó en
cuerpño y alma: coordinando, sugiriendo, supervisando... y
enseñando, que a fin de cuentas su ejercicio fue todo un magisterio,
con las rigidices de entonces, pero predispuesto para la apertura que
él sabía inevitable.
Nuevos
programas, más voces, opciones para los colaboradores que se
asomaban, la importancia de las formas y de la puntualidad, los
bloques publicitarios o comerciales, el respeto...
Allí,
en su casa de La Laguna, alternaba a menudo con los hermanos Alemán,
para hablar de orfebreria, de arte, de la lentidud de la justicia, de
periodismo y de cualquier aspecto de la actualidad, incluida la
deportiva, que para eso se empeñó en transmitir los encuentros en
la península del Club Deportivo Tenerife y mantener (con César
Fernández Trujillo ante el micrófono) las expectativas de toda una
isla.
Años
inolvidables, mediados los setenta, cuando la radio se hizo medio de
vida, cuando despachábamos los contenidos y los textos antes de la
realización. Un director que ejercía, con temperamento cuando era
menester. Condujo, sin estridencias, el éxito de aquella emisora
diocesana que batió récords de audiencia, con rigor radiofónico,
con credibilidad, probada competencia y aires innovadores que los
otros medios reconocían.
José
Siverio supo retirarse en silencio, cuando se imponía la
modernización de estructuras y estilos. Aunque nunca se fue del
todo. Fue una satisfacción entregarle el premio 'Patricio Estévanez'
de la Asociación de la Prensa. Hoy le decimos adiós, con expresión
de gratitud y de afecto.En la misma iglesia cuyo devastador incendio
transmitimos, viéndole llorar. La misma iglesia en cuya
reconstrucción fue un auténtico adalid.
(Hay
una entrada en este blog, aparecida el 20 julio de 2009, que
reproducimos para seguir evocando aquellos años, aquellas enseñanzas
y tanto episodios que vivimos con ilusión, expectativas y ganas de
ser útiles a la sociedad y a los oyentes. Se titulaba 'La radio bien
hecha'. Pinchar en el siguiente enlace para acceder a su lectura).
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