Javier
Lima Estévez, graduado en Historia por la Universidad de La Laguna,
actual doctorando, profesor de secundaria y presidente de la
Asociación Cutural Humboldt, hizo un detallado y ameno relato de lo
que fue el pastoreo en el valle de La Orotava entre los siglos XVIII
y XIX, situándose entre los testimonios de Alexander von Humboldt y
Olivia Stone.
Están
celebrando el 250 aniversario del nacimiento y los 220 años de la
presencia en Canarias del geógrafo, naturalista y explorador
prusiano. La Asociación Cultural Amigos del baño de las cabras en
el mar, que preside Amílcar Fariña Acosta, aprovechó la
oportunidad para invitar a Lima, quien, presentado por Nicolás
González Lemus, desgranó, en el Instituto de Estudios Hispánicos
de Canarias (IEHC), interesantísimos aportes sobre la actividad
pastoril en las Canarias de la época citada.
Con
evidente escasez de viviendas, con salarios de 1 peseta a finales del
siglo XIX para las labores agrícolas y desenvolvimiento bajo techo
en simples chozas, la mayoría con suelos de tierra batida, los
pastores lucharon contra carencias y limitaciones para asegurar su
subsistencia. En ese contexto, el conferenciante explicó la función
histórica de la cabra para los viajeros, algunos de los cuales
consideraban al animal dañino para el campo y la productividad.
Humboldt
llega a la isla en 1799, permanece una semana, del 18 al 25 de junio,
tiempo durante el que estudia los movimientos de la población,
recoge aspectos sobre las creencias de los guanches y de quienes se
dedican a las tareas agrícolas. Critica, por cierto, a los guías de
la época. La noche del 23 de junio fue invitado, en la mansión que
hoy se conoce como Sio Litre, a una fiesta campestre. Allí pudo
sentir las inquietudes de los pastores y los sonidos de los animales
en las cercanas distancias del valle.
Después,
el historiador e investigador fue detallando. El botánico suizo
Hermann Christ llegó a Canarias en 1884. El geógrafo alemán Aurel
Krause lo hizo en 1893. Christ es muy crítico con la situación de
mendicidad en el fértil valle de La Orotava. Las cabras servía como
elemento suministrador de leche y circulaban por las calles de las
localidades desde muy tempranas horas, hasta para no molestar a los
turistas.
El
antropólogo francés René Vernau, en su obra Cinco
años de estancia en las Islas Canarias, habla
del pastor de Mogán y destaca el zurrón como elemento de uso
cotidiano. Charles Edwardes explica en uno de sus escritos que había
que pagar 32 céntimos diarios por cabra ordeñada. Alude,
igualmente, a retazos del periodista Isaac Latimer, y de la pintora
Elizabeth Murray, que vino acompañando a su marido, cónsul
británico, destaca su afirmación relativa a las creencias de los
pastores y de la población en las virtudes del día de San Juan.
Terminó
Lima hablando de la escritora irlandesa Olivia Stone, autora de
Tenerife
y sus seis satélites, que
dedicó una parte de sus impresiones a descibrir la trashumancia.
Alude al manantial de Guajara, todavía existente según se contrastó
en el coloquio posterior, y que fue utilizado fundamentalmente por
las cabras y los pastores que se movían en Las Cañadas del Teide.
En
fin, el relato, o los relatos sobre el pastoreo, en una época que
ilustres visitantes ya proyectaron valores y características
insulares, propiciaron nuevas fuentes de conocimiento del
costumbrismo de nuestros antepasados. Muy interesante.
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