Hace
algún tiempo que hablamos del pensamiento pictórico de Celestino
Mesa. Y del resurgimiento cromático. La convocatoria de hoy, en
torno al título ‘Fondo Galería’, es válida para refrescar
tales conceptos. Es lo que tiene después de haber presentado otras
colecciones del autor en las que fue posible contrastar sus valores y
su dominio de los recursos, sus progresivos descubrimientos y hasta
sus incursiones en las ensoñaciones.
A
la de esta tarde-noche, hay que unir, además, otros alicientes,
otros adornos, como las actuaciones músico vocales de Sandra Mesa,
que canta, y los pianistas Fernando Jesús Mesa Cruz (su hijo) y
Laura Simoes.
En
el ‘Fondo Galería’ del autor se aprecia que le da igual plasmar
su pensamiento en óleo que en acuarela, técnicas en las que exhibe
una luminosa precisión.
Mesa
no se encasilló, el peor verbo para cualquier creador. Su obra tanto
recupera, renueva y exalta la visión esencial de costumbres y
actividades de otros tiempos, como imagina ángeles pluriformes o
reflejos de ámbitos y universos ciudadanos que no son un anticipo
-esperemos- del fin de la especie humana, vaticinado para el 2050.
La
otra idea era el resurgimiento cromático, muy apta para entender
bien la importancia de las galerías, cuyos orígenes se remontan a
Grecia y Roma. Los griegos dispusieron de pinacotecas, un espacio
destinado a guardar tablillas votivas pintadas que ocupaba el ala
norte de los propileos. En Roma, donde el aparato del Estado enviaba
al pueblo sus mensajes por medio de la imagen, muchos generales
exhibían en sus casas los botines de guerra, consolidándose así el
coleccionismo que alcanzará su auge con las monarquías absolutas.
Durante los siglos XVII y XVIII, la presencia de galerías es un
hecho común en todos los palacios, tradición que ya iniciaron las
grandes familias renacentistas y los Papas. En los palacios quedaban
expuestas, fundamentalmente, pinturas que venían a sustituir a las
antigüedades y retratos de la centuria anterior. Notable fama
alcanzaron entonces las galerías de Viena, Dresde y Düsseldorf.
Luce
el cromatismo de Mesa a medida que va concatenando elementos no
importa divergentes. El suyo es un sello de luz peculiar en medio del
universo estético que críticos como Javier de la Rosa, Joaquín
Castro San Luis, Manuel Pérez Rodríguez o Juan del Castillo han
resaltado atinadamente.
Trazos
sutiles y espontánea frescura. Así ha ido evolucionando el pintor,
como se aprecia en este ‘Fondo Galería’, pruebas de su vitalismo
artístico, el que acreditó en aquel ejercicio onírico angelical.
“Un artista -dijimos entonces- que se ha sentido capaz de superarse
y ha ido sumando etapas que le catalogan como uno de los que nunca se
resignó…”.
Por
eso sigue imaginando, para que apreciemos lo que aún late en ese
riquísimo y heterogéneo fondo y el por qué de sus ansias de
perfeccionismo, también el colorista.
En
definitiva, un artista consumado cuya obra no nos cansamos de admirar
por la profusión de rasgos que subliman su creatividad, a veces “con
aroma a espliego y lavandas”, otras “con perfiles sutiles del
paisaje nivariense” y otras, en fin, entrecruzando,
respetuosamente, los motivos religiosos con las sugerencias eróticas.
El
‘Fondo Galería’ de Celestino Mesa es un generoso obsequio de la primavera artística a punto de culminar. Otro impulso a su fecundidad creativa.
(Texto leído en la presentación de la exposición Fondo Galería, Castillo San Felipe, Puerto de la Cruz, junio 6/2019).
(Texto leído en la presentación de la exposición Fondo Galería, Castillo San Felipe, Puerto de la Cruz, junio 6/2019).
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