Se veía venir, era una decisión esperada: se acabó la temporada para los viajes del Imserso, el Gobierno los ha cancelado después de varios meses de suspensión. Así lo dispuso el Consejo de Ministros que ya trabaja en un nuevo programa que deberá estar adaptado a las nuevas condiciones para ofrecer todas las garantías a los usuarios.
Por un lado, es otro golpe que encaja el alicaído sector turístico en este año aciago. Pero no falta razón al ejecutivo cuando justifica la cancelación diciendo que hubiera sido una insensatez poner a viajar a millones de personas mayores cuando la pandemia sigue causando estragos. Los mayores son las personas más cuidadosas y las que más se protegen del virus.
Pero hay unos perjuicios evidentes: el presidente de la Asociación Corporativa de Agencias Viajes Especializadas (Acave), Martí Sarrate, ha señalado que el programa de viajes del Imserso contaba con una dotación de novecientas mil plazas cuyo desarrollo hubiera sido una tabla de salvación para noventa mil puestos de trabajo estimados durante la temporada baja del período otoño-invierno.
Sarrate ha sido crítico con la decisión del Gobierno “pues no transmite buena imagen ya que se da a entender que no hay seguridad para nuestra gente. Seguimos dando una imagen de mucho alarmismo y poca seguridad y confianza”.
Ha ido más lejos el presidente de la Federación Empresarial de Asociaciones Territoriales de Agencias de Viajes Españolas (Fetave), César Gutiérrez, quien señaló que los recursos del programa se pierden:
"El Imserso se debería haber puesto a trabajar ya hace mucho tiempo, las empresas que tienen la licitación tendrían que haber creado otros paquetes y haber dado una alternativa. Que se diga que se cancela supone que se han hecho las cosas muy mal, ya que han tenido muchos meses para prepararse", censura.
Al respecto, recordó que dado que el público objetivo al que se dirige esta actuación puede ser población de riesgo, ya en el mes de abril, desde FETAVE, se llamó a trabajar para buscar otra serie de colectivos que sí pudieran beneficiarse del programa, como aquellos que han estado en primera línea durante la crisis sanitaria tales como sanitarios, policías, cajeros o transportistas.
Pero lo cierto es que, por una vez, ha primado la salud de las personas y la cancelación, desde ese punto de vista, es irreprochable. De todos modos, la secuencia de lo ocurrido tiene que servir de experiencia, principalmente pensando en futuras convocatorias. Se ha cancelado la temporada pero el programa de turismo social para mayores debe ser rescatado. Un millón de personas se acoge a él cada año. Es una prestación que requiere de una dinamización y ahora de una revisión de sus fundamentos teniendo en cuenta las circunstancias de la emergencia sanitaria.
Lo más probable, pensando en el ejercicio 2021-22: convocar un nuevo concurso. Confiemos en que los usuarios del programa dispongan de una oferta completa y puedan seguir disfrutando de esta opción con todas las garantías.
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