Concluíamos la entrada de ayer, dedicada a la encuesta mundial promovida por la Confederación Sindical Internacional (CSI), con el sentimiento que se desprende en amplios sectores de población de pérdida de control con respecto a su trabajo y su salario.
Se refleja en estos porcentajes:
· Casi la mitad (42%) de los encuestados piensa que la próxima generación tiene pocas probabilidades de encontrar un empleo digno.
· Más de un tercio de los encuestados (39%) indicó que ellos mismos o alguien en su familia perdió su empleo o vio reducidas sus horas de trabajo en los últimos dos años.
· Tres cuartos (76%) consideran que el salario mínimo no es suficiente para sobrevivir.
· Un tercio (33%) piensa que tiene menos control respecto a sus opciones de trabajo decente.
· Más de uno de cada cuatro (28%) tiene menos control sobre las horas que trabaja.
Es natural entonces que la desesperación gane terreno en la población hasta el punto de hacer disminuir la confianza en la democracia como sistema político de convivencia. Esto es muy preocupante. Así lo reconoce Sharan Burrow, secretaria general de la CSI: Una de cada tres personas siente rabia o desesperación al preguntarle su reacción respecto a las medidas del Gobierno para cubrir sus necesidades y las de su familia. “Para recobrar esa confianza –dice Burrow- hará falta un compromiso de los gobiernos hacia los ciudadanos que desemboque es un futuro basado en una serie de prioridades muy diferentes”.
En este sentido, La encuesta, que nos ha parecido muy reveladora, arroja estos resultados con respecto a las medidas que deben adoptar los gobiernos:
· 70% de la población mundial reclama más medidas en relación con aumento salarial para los trabajadores.
· 73% opina que los Gobiernos deberían hacer más para asegurarse de que las compañías paguen los impuestos que les corresponden.
· 74% quiere que los Gobiernos creen empleo invirtiendo en la atención de personas mayores, discapacitados y niños en edad preescolar.
Para la secretaria general de la CSI, “la demanda de un cambio, reclamando empleos, acción climática y justicia en numerosos frentes, ha dejado de ser un simple eslógan. Los líderes deberían tener la confianza necesaria para comprometerse con un Nuevo Contrato Social, sabiendo que contarán con el apoyo de sus votantes”.
Su afirmación deriva de otros porcentajes de la misma investigación demoscópica. Y es que una reforma en relación con éstas y otras cuestiones contribuiría a recobrar y restablecer la confianza de la población en su Gobierno, puesto que la mitad de los encuestados (52%) indicó que si se adoptasen medidas respecto a siete áreas de políticas relativas a salarios y condiciones de trabajo, acción climática, la economía del cuidad y la paz y la seguridad, confiaría más en su Gobierno.
El cambio climático y el impacto de las nuevas tecnologías están muy presentes en las mentes de la población mundial. Casi dos tercios (63% ) de la población quiere que su Gobierno haga más para promover una transición justa hacia un futuro con cero emisiones de carbono. En el mundo entero la gente está asimismo preocupada por la cuestión emergente de regular las grandes multinacionales tecnológicas y proteger a sus trabajadores, a menudo muy vulnerables. Dos tercios de la población quiere que su Gobierno incremente los impuestos que pagan estas empresas y la misma proporción (66%) dice que apoyaría que el Gobierno aumente la regulación de las grandes empresas tecnológicas.
Sharan Burrow, reconociendo que el poder y el dominio de tales empresas no ha hecho más que incrementarse durante la pandemia, concluye de una forma muy contundente: “Las personas y los Gobiernos no deben estar sometidos al poder corporativo. Las consecuencias para los derechos y la democracia serían demasiado graves como para poder ignorarlas”.
A tener en cuenta.
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