Tradúzcase como ‘boletín informativo’ o ‘carta de noticias’. Una ‘newsletter’ –según el diccionario de marketing digital- es una publicación digital que se distribuye a través del correo electrónico con cierta periodicidad (diaria, semanal, mensual, bimensual o trimestral). Las ‘newsletters’ suelen estar formadas por diferentes artículos de interés para los suscriptores sobre la marca o el sector en el que se mueve y acompañadas de alguna oferta o CTA (call to action, ‘llamada a la acción’) hacia un contenido ‘premium’ o un producto/servicio.
Normalmente, las personas que reciben este tipo de comunicaciones son suscriptores que previamente han mostrado interés en la marca y han aceptado recibir esta información. Esto es de vital importancia ya que solo debemos enviar comunicaciones que el usuario ha solicitado previamente. Siempre que se pueda, es imprescindible que el usuario haga doble opt-in antes de recibir las comunicaciones.
Seguro que más de uno se está preguntando para qué sirve una ‘newsletter’. Se trata, según el citado diccionario, de una herramienta de comunicación con un gran potencial de conversión y fidelización. Debido a su bajo coste, las marcas son capaces de impactar más veces a sus usuarios, manteniendo así un vínculo continuo con ellos. Así mismo, las newsletters son una herramienta perfecta para generar tráfico web. Esto estimula las ventas de sus productos o servicios, ya sea generando nuevos clientes o fidelizando a los antiguos. Ten en cuenta que el público que lo recibe ha mostrado previamente interés en el contenido y (por lo general) ha solicitado expresamente la recepción de este tipo de comunicaciones.
Con estos presupuestos conceptuales, hay que decir que abundan los ejemplos de ‘newsletters’ que no están vinculadas a ningún medio de comunicación sino que “han nacido por el empuje de uno o varios periodistas y han logrado alcanzar audiencias relevantes y cierta monetización, sobre todo a través de patrocinios”, tal como se explica en un trabajo aparecido en el sitio Laboratorio de Periodismo.
Esto quiere decir que la fórmula lleva camino de convertirse en una alternativa para profesionales en activo, un hecho positivo, sin duda, dada la incertidumbre que azota a muchas empresas periodísticas obligadas a reajustes de plantel, especialmente con la pandemia. Algunas firmas destacadas en Estados Unidos, con muchos seguidores en redes sociales, ya han probado y están cosechando un amplio seguimiento. Quienes están viendo en peligro su puesto de trabajo deben ir planeando y modulando su propio quehacer.
Incluso ya ha surgido en Norteamérica una plataforma de comercialización. Se trata de Substack, que está ayudando precisamente, sobre todo en el mundo anglosajón, a que periodistas y especialistas en alguna temática se aventuren en este camino. Substack, con sede en San Francisco, fue fundada por Hamish McKenzie, Chris Best y Jairaj Sethi en 2017. Los tres habían trabajado juntos en Kik, una aplicación de mensajería cofundada por Best. La publicación de Laboratorio de Periodismo nos ofrece detalles concretos de esta iniciativa.
Los tres autores citados habían promovido una plataforma que habría de permiri a cada cliente construir un “mini imperio de medios” en torno a sus listas de correo, según dijo McKenzie en una entrevista. Twitter contextualizará las tendencias para evitar la desinformación. La plataforma alberga los boletines y todo lo necesario para que funcionen a cambio del diez por ciento de los ingresos por suscripción. Los creadores mantienen el derecho sobre todo el contenido, además de sus listas de correo. Los boletines no incluyen anuncios. Otros periodistas que publicaban en cabeceras destacadas como Rolling Stone o New York Magazine o Sports Illustrated y cesaron en sus cometidos cotidianos se abrieron paso y cosecharon notable éxito.
La alternativa se va consolidando. Podrá ser considerada una tabla de salvación, en definitiva, una alternativa que nos dará idea de por dónde se andará también el periodismo del futuro. Sobre el papel, hay ventajas produciendo ‘newsltters’. Pero tengamos en cuenta que si se escoge este tipo de comunicaciones, hay que pensar primordialmente en el usuario a sabiendas de que si es molestado en su día a dia, hay que asegurarse de que se va a aportar valor y buenos contenidos que se van a enviar.
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