De
cómo resistir al cambio de ciclo que se avecina, hablan ya en el
sector turístico. En un nuevo escenario global caracterizado por el
brexit,
el
enfriamiento de la economía y la recuperación de destinos
competidores, se han encendido algunos timbres. Tras el crecimiento
del 1,1 % (unos 28,8 millones) en la llegada de turistas a España en
2018, porcentaje sensiblemente inferior comparado con los años
anteriores, la desaceleración es un hecho. La expansión iniciada en
2012 que propició récords estadísticos empieza a verse frenada.
Empresarios y expertos convergen a la hora de señalar que los
efectos se van a notar más en el ámbito receptivo que en el emisor.
Parece que este cambio de
ciclo no ha pillado de sorpresa al sector turístico español cuyos
principales agentes se preparan para hacer frente a sus
consecuencias. Y es que muchas compañías y empresas iniciaron
procesos de inversión y reposicionamiento de su oferta con el fin de
estar convenientemente preparados para cuando los turistas prestados
escogiesen otros destinos, hecho que podía darse y se está dando.
La prueba es que el volumen de inversión hotelera en España superó
el pasado año los cuatro mil ochocientos millones de euros.
El
brexit
inquieta
sobremanera. La incertidumbre que lo envuelve, impregnada de falta de
soluciones políticas, se ha ido extendiendo. Todos convienen en que
se trata de una amenaza latente para el turismo. En Canarias,
recordemos, uno de cada tres turistas que visitan el archipiélago
procede del Reino Unido. La impresión de que para los británicos
sus vacaciones pueden ser más complicadas y más costosas va ganando
enteros. En efecto, si se revisan a la baja los acuerdos aéreos
entre Reino Unido y la Unión Europea (UE) o si se incrementan las
tasas aeroportuarias para vuelos externos al espacio aéreo europeo.
La dependencia para
Canarias del mercado británico, desde luego, bajo estas
circunstancias, es preocupante. Tendrían que hacer los responsables
públicos y de la iniciativa privada un esfuerzo considerable para
que los desplazamientos aéreos sigan siendo accesibles, sin
excesivos condicionantes, y para que la relación calidad/precio siga
siendo un estimulante para los receptores canarios.
Pero, bueno, todo da a
entender que el cambio de ciclo ya está ahí y que podrán
afrontarlo quienes se prepararon, con mayor o menor visión de futuro
pero conscientes de que había que aprovechar la coyuntura favorable
para hacer algo más que contar turistas o brindar por los récords
estadísticos. Resistir al cambio de ciclo es ahora el objetivo.
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