Vigoroso
debate en torno a la fecha de hoy, Día Internacional de la Mujer.
Convocatorias, artículos, análisis, desarrollo conceptual,
reivindicaciones, informes, concentraciones, controversias
políticas... Pero, prescindamos justo de las connotaciones
políticas, para ceñirnos al papel de las mujeres periodistas, ahora
que la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE)
se ha posicionado en demanda de planes de igualdad orientados a la
supresión de la brecha salarial y a la eliminación de aquellos
obstáculos que impiden a las periodistas acceder a puestos o cargos
de responsabilidad.
Y
con la FAPE se alinea la Federación Internacional (FIP) cuya
estrategia es bien notoria: la lucha por la igualdad de género y
contra la discriminación y el acoso es un asunto prioritario. Una
vez más, las estadísticas son el mejor punto de apoyo. La FIP, en
efecto, dio a conocer el pasado mes de noviembre los resultados de
una encuesta sobre el acoso online:
casi
dos tercios de las mujeres periodistas, un 64 % de las consultadas,
ha sido objeto de hostigamiento en redes sociales. Por otro lado, la
Asociación de la Prensa de Madrid (APM), en su Informe
de la Profesión Periodística 2018, señala
que en el ámbito de las treinta mayores empresas de medios, que
concentran aproximadamente el 80 % de la facturación de las cien
primeras empresas del sector, el 75 % de doscientos sesenta y ocho
cargos de gestión, están ocupados por hombres y el 25 % por
mujeres, en tanto que entre treinta y dos responsables de las áreas
informativas, la relación es de 72/28. Este mismo informe de la APM,
además de constatar la reducida presencia de las mujeres periodistas
en cargos directivos, revela que en lo concerniente al desempleo, de
cada diez parados, seis son mujeres y cuatro hombres.
La FAPE, en vísperas del 8 de
marzo, ha hecho pública una declaración en la que respalda aquellas
iniciativas las periodistas que advierten de la necesidad de acabar
con “una imagen estereotipada de la mujer y de su papel en la
sociedad, fruto de una mirada parcial y sesgada”. Este objetivo
difícilmente será alcanzable si las empresas periodísticas no se
comprometen fehacientemente a aumentar el número de las voces
femeninas como fuentes expertas, de manera que se quiebre la
invisibilidad a que se las somete. Según los estudios a los que ha
accedido la FAPE, de cada diez fuentes de información, ocho son
hombres y dos mujeres. Por eso, la organización celebra en su
declaración “la decisión de algunos medios de crear puestos
específicos en las redacciones dedicados a los temas de género y a
que el conjunto de sus informaciones se realice con criterios que
respeten y promuevan la igualdad”. Se trata, en definitiva, de un
doble objetivo: por un lado, promover y aumentar el acceso de las
periodistas a cargos directivos o ejecutivos, facilitando la
conciliación de la vida laboral, personal y familiar; y por otro,
reivindicar normativas más estrictas sobre la igualdad de derechos y
de remuneraciones.
En una fecha tan señalada, las
periodistas perseveran en su lucha. Es muy saludable. Acabar con las
discriminaciones y superar otros desequilibrios resulta fundamental
para seguir avanzando en la conquista de derechos y en los progresos
sociales. ¡Ánimo!
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