jueves, 28 de marzo de 2019

¡QUÉ MODALES!

Difícil decir qué ha exhibido el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, con su declaración alusiva a una manifestación del innombrable. ¿Músculo, ganas de confrontación, autoridad exacerbada, poderío, soberbia, un alarde de chulería o mero fragor dialéctico propio de la precampaña electoral? Difícil.

Salvo dar pie a que se cumpla, una vez más, aquella frase acuñada, “en la derecha todos se saben lo de todos”, las palabras de Aznar no pasan inadvertidas. Va el innombrable y suelta que “la izquierda ha llevado al rincón a la derechita cobarde”. El ex presidente se da por aludido y replica: “A mí, mirándome a la cara, nadie me habla de una derechita cobarde porque no me aguanta la mirada”. Uno, minimizando a todo un espacio político. Otro, luciendo rostro de pugilista sobrado.

En fin, que no parecen modales muy edificantes los suyos. Cierto que, conscientes de que la fragmentación del espacio y que tres luchando por su conquista significa una contrariedad, hacen esfuerzos por aglutinar, pero lucir esos arranques dialécticos, aparte de reflejar algunos rasgos de la personalidad política, se presta a interpretaciones que parecen no muy favorables, ni siquiera entre los más fieles.

Aunque luego se den un abrazo y pelillos a la mar hasta la próxima colisión.Pero un poquito de humildad no vendría nada mal, ¿verdad?
 

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