Antes
de hablar de un banco de tiempo o del fortalecimiento de las acciones
de emprendimiento social, como conceptos que desarrollan la llamada
economía colaborativa, expliquemos unas líneas básicas de ésta.
La
economía colaborativa engloba todas aquellas actividades que suponen
un intercambio entre particulares de bienes y servicios a cambio de
una compensación pactada entre las partes. En muchas ocasiones, se
trata de bienes o servicios que no estaban siendo completamente
utilizados y gracias a los efectos de ese tipo de economía, una
persona puede beneficiarse de ese bien o servicio, en tanto que la
propiedad obtiene una ganancia. Es por tal razón que al consumo de
bienes y servicios de forma colaborativa entre particulares se le
conoce como consumo colaborativo. Hasta hace unos años, este consumo
se limitaba al ámbito geográfico o al círculo más cercano. Desde
la irrupción de Internet, se hizo posible aumentar el radio de
acción, interconectando personas de todo el mundo con intereses
comunes: es evidente que la digitalización de la sociedad y hasta la
misma crisis económica favorecieron el desarrollo de nuevos modelos
de negocio (incluso, de una misma actividad) y nuevas formas de
consumo.
Cierto
que esta modalidad presenta algunos inconvenientes que debemos tener
en cuenta, como la falta de regulación legislativa y competencia
desleal. Y también, una desprotección del consumidor que puede
encontrarse sin garantías de la calidad del producto o que las
personas con las que se está compartiendo sean de confianza y no
generen problemas. Son riesgos que se corren a cambio de un precio
más bajo. Téngase en cuenta siempre que se trata de una economía
pactada entre particulares.
Con
estos antecedentes conceptuales, estemos atentos al recorrido de una
iniciativa presentada por el Grupo Municipal Socialista en el
Ayuntamiento de Los Realejos con diferentes medidas para impulsar la
citada economía colaborativa, entre ellas la creación de un banco
de tiempo o el fortalecimiento de las acciones de emprendimiento
social, tal como dijimos al principio. Según los socialistas
realejeros, la experiencia de la pandemia ha demostrado que la
economía social es una herramienta de futuro para mejorar el tejido
empresarial del municipio y potenciar las redes asociativas y de
solidaridad.
El
portavoz socialista, Miguel Agustín García, argumenta que “la
economía colaborativa ha probado su robustez en tiempos de crisis y
su capacidad para mantener el empleo, además de ser semilla para la
generación de nuevos puestos; a esto hay que sumarle su tendencia a
la sostenibilidad y a una mejor distribución de la riqueza generada,
menos tendente a concentrarse y más a repartirse”.
Por eso, entiende que “en
nuestro municipio podría alcanzar un fuerte arraigo, ya que Los
Realejos precisa de iniciativas que se orienten a crear empleo
duradero y de calidad”.
A
la hora de explicar una de las aplicaciones prácticas, pone como
ejemplo el banco del tiempo, una
práctica que lleva tiempo implantada en diferentes lugares, a través
de la cual se fomenta la colaboración vecinal y el intercambio de
conocimientos y destrezas, desde clases de idiomas hasta divulgación
del patrimonio cultural. Desde el PSOE aseguran que “el
Ayuntamiento dispone de herramientas para que ese banco de tiempo
tenga un espacio y un reglamento en el que desarrollarse y crecer con
las aportaciones de nuestros vecinos y vecinas, y dar así los
primeros pasos en la creación de una economía colaborativa”.
El
portavoz socialista se muestra convencido de que “Los
Realejos tiene potencial para situarse en la vanguardia de la
economía social en nuestra comarca y ser referencia en este tipo de
iniciativas para otros municipios similares al nuestro; podemos
liderar con talleres de economía social que den a nuestros vecinos y
vecinas las herramientas para sacar adelante negocios sostenibles y
con valor añadido”.
Las
ventajas, sobre el papel:
-Optimización
de recursos. Se puede
dar
salida a
bienes que antes no se utilizaban o que no tenían un uso al 100 %.
-Mayor
oferta
para
el consumidor final pues encuentra
una oferta más amplia que la ofrecida por los comercios
tradicionales. Puede hacer una comparativa más amplia en calidades y
precios.
-Ahorro:
Gracias a la oferta de bienes y servicios de segunda mano, los
consumidores acceden a unos precios inferiores que los del mercado,
lo que les permite ahorrar. En tiempos de crisis económica, esta
ventaja fue clave para la proliferación del consumo colaborativo.
-Generar
un ecosistema basado en el compromiso, la solidaridad y la generación
de ideas que van de la mano de emprendedores con nuevos negocios,
creando empleo y produciendo riqueza e innovación en nuestro tejido
empresarial.
Los
socialistas realejeros dan un primer paso para ir tejiendo nuevas
formas de convivencia y de productividad económica. Es una larga
caminata. Veremos hasta dónde llegan.
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