De
la misma forma que el pasado mes de marzo denunciamos en este mismo
espacio digital la súbita desaparición de un artístico balcón del
hotel Marquesa, ahora ponderamos su reposición. Dijimos entonces
que “la ciudad había amanecido un fin de semana
sin uno de los elementos arquitectónicos distintivos de uno de sus
paseos principales y más transitados; pero algunos habitantes no
reaccionaron hasta bien entrada la mañana del lunes, cuando el vacío
era ostensible y las huellas de la desaparición, traviesas
incluidas, quedaban al desnudo. El estupor y la indignación fueron
en aumento hasta que, inevitablemente, desembocaron en las redes
sociales y posteriormente, cuando el asunto ya era un clamor popular,
en algunos periódicos y medios audiovisuales.Uno de los primeros
hoteles de la ciudad, el Marquesa, que data del siglo XVIII, un
inmueble catalogado, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), había
sido despojado de uno de los dos balcones de su llamativa fachada, ya
evidentemente mutilada. Un balconicidio
pues.
Cómo si no hubieran sido suficientes los despropósitos
constructivos que ha padecido, el hotel volvía a sufrir un quebranto
no se sabe si reparable, por muchos apremios y por muchas
recomendaciones de recuperación que se hayan acumulado....”.
Decimos ahora que,
tras aquella denuncia y el clima de malestar advertido en redes
sociales con testimonios muy exigentes, y tras las medidas que se
supone fueron adoptadas para paliar aquel despropósito, cabe
congratularse de la restitución del balcón y de que la fachada del
hotel haya recuperado todo su esplendor. Volvemos a hablar, como
hicimos en marzo pasado, de la necesidad de cuidar y proteger el
patrimonio arquitectónico y cultural del municipio. En ese sentido,
en aras de la transparencia y del conocimiento de la ejemplaridad que
pudiera derivarse de las medidas aplicadas, sería bueno que fueran
explicadas públicamente: la actuación administrativa está para
eso, máxime si termina con resultados eficaces y positivos.
Reiteramos lo de entonces: “Está demostrado que no sirven ni se
tienen en cuenta las medidas preventivas, las directrices de
planeamiento y las ordenanzas específicas. Se respetan poco o se
incumplen. La sensación que se va amasando y que va quedando es que
se puede hacer lo que se quiera pues la permisividad es
incomensurable, la inspección apenas existe y, por lo general, no
pasa nada. No puede ocurrir que una tipología urbanística tan
señalada esté amenazada de daños o agresiones”. Ahora, repuesto
el balcón y frenados los intentos y las tentaciones de actuaciones
similares por la vía de los hechos consumados, que se informe y
hasta se haga una cierta pedagogía de cómo se han resuelto las
cosas, es procedente.
Y
ya que andamos con hechos visibles en los paseos vespertinos de
vísperas vacacionales, reiteremos el antiestético y peligroso
aspecto que presentan las vallas de dos vías de acceso al centro de
la ciudad. Hablamos del distribuidor de tráfico de Las Cabezas, cuyo
barandal se aprecia visiblmente dañado, hasta el punto de que
algunas piezas, oxidadas, despintadas y arrancadas, ya no forman
parte del conjunto. Lo peor es que las han dejado a un lado tras la
colocación de unas frágiles cintas aislantes de la policía. En
otro hueco, más próximo al comienzo de la calle Blanco, han
instalado una valla de tráfico que no hace falta decir cómo
impacta. Ya nos hemos ocupado del proyecto de infraestructura que
sustituirá la actual fisonomía de la carretera de Las Arenas
(TF-132) pero hasta que sea aprobado y se ejecute, no sobra un
arreglo -eso que se conoce comúnmente por lavado de cara- de esa
zona tan transitada en la que abundan, además, los espacios
ajardinados.
¿Y qué decir del
paseo lateral de la vía del túnel de Martiánez? Cuidado, mucho
cuidado porque cada vez representa mayor peligrosidad. Y no son pocos
los turistas y viandantes que circulan por el sector, incluso de
noche. Las quejas en las redes sociales no han surtido efecto, por
ahora. La valla, a la vista de los daños, poco o nada protege. Así
lleva meses. Alguien debería decirle a 'papá Cabildo' que instalen
una nueva.
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