El
turismo se mueve y es lo bueno al margen del incesante torrente
estadístico tan favorable, de récord en récord. Porque hay que
cultivar el medio, no solo porque pueda sobrevenir alguna coyuntura
desfavorable sino porque mantener todos esos indicadores de
crecimiento y expansión exige pensamiento y dedicación.
Así
hay que interpretar la última gran movida: el presidente de la
Comisión Europea (CE), Jean Claude Juncker, dispone ya de una
comunicación suscrita por cuarenta eurodiputados, más de setenta
miembros del Comité Europeo de las Regiones (CdR) y representantes
de la industria turística, en la que solicitan “una estrategia
integral y plurianual” de apoyo al sector turístico. La petición
está fundamentada en la necesidad de contar con políticas de ámbito
europeo pues entienden los firmantes que las problemáticas del
sector en el marco de la Unión Europea (UE) no pueden ser estudiadas
y resueltas en cada país. El turismo es la tercera mayor industria
entre los Veintisiete, genera el 10 % del Producto Interior Bruto
(PIB) comunitario y proporciona empleo al 15 % de la población de la
región. Los datos, pues, son reveladores.
El
CdR basa su reivindicación en que siendo Europa el destino turístico
líder en el mundo, sus planteamientos con respecto al crecimiento
económico o la generación de empleo requieren de la solidez
indispensable para afrontar políticas conjuntas, orientadas, además,
hacia la sostenibilidad. El documento dirigido a Juncker -rubricado
también por el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando
Clavijo- advierte de “los desafíos masivos para el turismo, como
la creciente brecha de inversión, los trámites burocráticos para
las pequeñas y medianas empresas, la necesidad de alinear el sector
con los objetivos de ahorro energético y prevención del cambio
climático, así como la digitalización”. Es decir, cuestiones que
forman parte de la gestión cotidiana y requieren de respuestas
comunes para robustecer el propio sector.
No
se olvidan de otros problemas como la falta de formación entre los
empleados y aspirantes a acceder a puestos de trabajo (especialmente
en ciertos niveles), las consecuencias del terrorismo y la
competencia de los destinos localizados en otros continentes. En
opinión de los firmantes, esas problemáticas no se pueden abordar
desde el ámbito nacional de los países miembro.
Si
convenimos en que el turismo “con frecuencia regenera áreas
arruinadas y regiones menos desarrolladas, en particular las
rurales”, y que, de alguna forma, contribuye a crear “un
sentimiento de orgullo en la ciudadanía europea” pues favorece el
entendimiento mutuo dentro de la UE, estaremos de acuerdo en que esa
estrategia para el desarrollo del sector turístico es muy necesaria
y conveniente. El caso es que no se tarde demasiado en ser elaborada
ni en llevarla a la práctica. Ahora que los vientos soplan
favorables, hay condiciones propicias para que el análisis de la
realidad y de las perspectivas de futuro se haga con pragmatismo y
con ganas de alcanzar esos objetivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario