miércoles, 19 de julio de 2017

NO LE DEN PENA, SEÑOR SOLER

Lo que de verdad da pena, señor Soler, es en lo que han convertido ustedes Catalunya, a donde la quieren conducir, cómo barruntan gobernarla... La admirada Catalunya, la vanguardista, la emprendedora, la luchadora por las libertades, la europeísta, la avanzada en el desempeño cultural y artístico, la tolerante y la transgresora, la del seny, la capaz de hacer unos memorables Juegos Olímpicos, la tierra que acogió a tantos necesitados de trabajo, la que superó trances históricos adversos... en qué la han transformado.

Es lastimoso, de verdad, señor Soler, que unos nobles ideales que pudieran sustentar el deseo de autodeterminación de un pueblo, hayan generado tanta antipatía y tanto rechazo. Por unos modos equivocados, por unos planteamientos maximalistas, por un victimismo inapropiado, por acercarse al totalitarismo, por no haber sabido dar una respuesta a la corrupción política que avergüenza a tanta gente de bien, por el sectarismo y la exclusión de la que vienen haciendo gala, por el menosprecio a la sensatez, por la fractura abierta en la sociedad catalana, por amenazar a policías y funcionarios, por purgar a disidentes en cargos de responsabilidad pública, por el oscurantismo que se revela como último recurso de lo que ya es una opera bufa... Son tantas cosas que sustancian la decepción...

El nuevo director de los Mossos d'Esquadra (policía autonómica), Pere Soler i Campins, ya alardeaba de catalanismo y antiespañolismo hace unos meses cuando proclamó (es un decir) en su cuenta de Twitter, que “espero que nos vayamos ya porque me dais pena todos los españoles”. No hace falta presumir de españolismo, aquí y ahora, para rebatir a Soler y manifestar que así ni se ganan adeptos ni se siembran las semillas de una convivencia como nacionalidad o como Estado soberano. Porque lo que dan pena son afirmaciones como esa que nada tienen que ver con las características de la Catalunya que hemos conocido durante buena parte de nuestra existencia. Ni el más mínimo favor a la rica historia de la comunidad catalana, trufada muchas veces de incomprensiones y atrapada en un debate sociológico reducido ahora al simplismo superior de ser o no ser independientes.

Claro que ha habido declaraciones y posicionamientos más graves que este del señor Soler que habrá querido presumir de compromiso ideológico cuando, en realidad, al ser designado para un cometido público tan delicado como es gestionar la policía autonómica, debería estar haciendo gala de mayor ecuanimidad que es (un suponer) el núcleo de la profesionalidad que se aguarda de un cuerpo de seguridad.

Pero no, señor Soler, lo que da pena es haber contrastado el propósito que reserva a los Mossos: una policía entregada al régimen que seguramente querrán implantar. No le den pena los españoles que asisten, pacientes, tolerantes e indignados, a una carrera alocada hacia ninguna parte. No le den pena quienes aún creen que con política, diálogo, Constitución y Estatuto, es posible una solución.

¿Sabe lo que es penoso? El fundamentalismo y la pérdida de raciocinio. Usted acaba de acreditarlo.

1 comentario:

Ricardo Soriano dijo...

Conviene recordar aquel "Tango de las madres locas" que cantaba Carlos Cano: "Cada vez que dicen patria, pienso en el pueblo y me pongo a temblar. Por las miserias que vienen, por los fantasmas de la soledad".
Un iluminado que utiliza la bandera para tapar su ineficacia y, a falta de razones, esgrime la "fe" como si la fe sirviera para construir hospitales y colegios o para pagar las pensiones.
En contraposición a las declaraciones del Señor Soler recomiendo leer el artículo de Isabel Coixet en El País de hoy.
Un saludo