Ni
la fama ni la popularidad han servido para salvar las casas donde
nacieron o habitaron. Escritores célebres, inmuebles en precario o
en ruina. Habrá que insistir con la protección del patrimonio: la
historia se nos cae a cachos, la hemos visto pasar, indolentes,
insensibles, con desidia. ¿Por qué tanta insensibilidad, por qué
tanto descuido? Corresponde a los poderes públicos la protección de
su patrimonio histórico. En muchos casos, no lo hace. Y lo peor es
que no solo se pierden los valores y el acervo sino hasta la
oportunidad de disponer de un recurso que, además de posibilitar y
ampliar los conocimientos, constituye una fuente de ingresos -nunca
debe ser un negocio- válida para la conservación y el mantenimiento
de un inmueble. ¿Por qué tanta desidia?
Casas
de escritores abandonadas. ¿Qué hicieron, qué delitos cometieron
para ser penalizados de esta manera?
Tres
casos concretos: en el Puerto de la Cruz, la Casa Iriarte, en la
calle San Juan, acogió un museo naval de cierta entidad. Un apellido
ilustre, un linaje distinguido. Tomás de Iriarte y Nieves Ravelo fue
poeta de la Ilistración y del Neoclasicismo, fabulista, dramaturgo y
traductor. Sus hermanos Bernardo y Domingo fueron diplomáticos. Era
sobrino del humanista, bibliógrafo y poeta Juan de Iriarte. La idea
de la poesía de Tomás de Iriarte era propia de la Ilustración:
“Los pueblos que carecen de poetas, carecen de heroísmo; la poesía
conmemora perdurablemente los grandes hechos y las grandes virtudes”.
El
inmueble está cerrado desde hace años. La trasera da a la calle
Agustín de Betancourt. Hace una década que el Gobierno de Canarias
aprobó la Declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), con
categoría de Sitio Histórico. Junto
con las cercanas Casa Ventoso, Casa Reimers, la actual de los
Hermanos de la Cruz Blanca y la Casa de Álvarez Rixo, la de Iriarte
forma un conjunto arquitectónico muy representativo del denominado
'siglo de oro portuense' (XVIII), cuando el auge comercial del puerto
propició la llegada de ricos comerciantes españoles y extranjeros.
En 2007, alumnos de cuarto de Primaria del Colegio Público de
Educación Infantil Juan Cruz Ruiz, del barrio de La Vera, comenzaron
una campaña de recogida de firmas para salvarla de la ruina. El
Consorcio para la Rehabilitación del Puerto de la Cruz ha incluido
en su Plan de Modernización y Mejora las actuaciones orientadas a la
restauración del inmueble. Lástima que no se haya aprovechado la
ejecución de las obras de remozamiento de las calles San Juan e
Iriarte, ya en su recta final, para haber acometido dichas
actuaciones, siquiera parcialmente.
En Los
Realejos hay una segunda realidad: la casa de los Espinosa, del
escritor Agustín Espinosa, de la que nos ocupamos el pasado mes a
propósito de un estudio histórico elaborado por el licenciado en
Historia del Arte, premio de investigación 'Viera y Clavijo' (2005),
Germán Rodríguez Cabrera. La suya es una sentida reivindicación.
“Combatir la demesmoria con iniciativas para que repercutan en la
opinión pública”, dijo en la presentación de su trabajo. En
efecto, el aspecto de abandomo de la casa del eximio escritor, nacido
en el Puerto de la Cruz y fallecido en Los Realejois, es tan
desolador que una somera descripción avergonzaría. Queda menos de
un semestre para que los mismos y nuevos gobiernos de las
instituciones públicas demuestren, en el denominado año
espinosiano, voluntad para acometer las actuaciones que urgen, como
la recuperación de este inmueble realejero.
Finalmente,
en Vallehermoso (La Gomera), la casa de su poeta más universal,
Pedro García Cabrera. Vicente Pérez, en planetacanario.com,
hizo
una certera descripción: “Techos
caídos, sótano abierto de par en par, malahierba invadiéndolo
todo, muro de antiestético bloque sin enfoscar, oxidada y
desvencijada valla: así la encontró PLANETA CANARIO, en una imagen
que produce tanta tristeza como indignación a cualquiera que tenga
un mínimo de cultura general y de respeto por el patrimonio cultural
del pueblo canario”.
El
Cabildo Insular adquirió el inmueble. Con ánimo de darle uso y
aprovechar sus valores históricos y culturales, el Instituto de
Enseñanza Secundaria (IES) que lleva el nombre del escritor, afrontó
un proyecto de educación sobre patrimonio histórico elaborando una
propuesta de restauración y uso museístico de la casa, presentada
como acción de la Carta Europea de Turismo Sostenible en su
estrategia 2013-17). En
otra propuesta, incluida en el Fondo de Desarrollo y Cohesión de
Canarias (Fdcan), se señala la necesidad de rehabilitar: «Además,
se definirá un espacio expositivo que ponga en valor la obra del
poeta y acerque su figura y su legado cultural a las nuevas
generaciones y se definirá un Plan de Gestión de este nuevo
equipamiento cultural que permita un manejo sostenible y adecuado».
Y «en cuanto al espacio físico, se adecuará para su función
expositiva dotándolo de los materiales necesarios para la puesta en
marcha de la Casa del Poeta Pedro García Cabrera; también se
elaborará un Plan de Uso y Gestión Turística Sostenible de esta
instalación».
Pues así
están las cosas en estos tres casos de claro abandono, de evidente
ruina. El tiempo pasa y la realidad visible es la que, a grandes
rasgos, hemos descrito. ¡Cuánta historia olvidada y abandonada! Los
escritores no tienen quien conserve y reactive su memoria. ¿Qué mal
han hecho para que las generaciones de hoy les traten así? Lástima.
1 comentario:
Comparto contigo, un abrazo.U
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