Afortunado
reencuentro con Jesús Gutiérrez Delgado, popularmente conocido por
Borbolla, el exterior de la boutique de su propiedad en las cercanías
del refugio pesquero del Puerto de la Cruz. Meses sin bajar desde su
Villa natal pero ya felizmente recuperado de una operación en la
rótula derecha, se ayuda con un bastón pero sigue conservando el
mismo ánimo y el mismo talante que le caracterizaron mientras se
dedicaba a sus ocupaciones o mientras hablaba de la evolución del
turismo y de fútbol.
Borbolla
pregunta y pregunta. Un nonagenario que conserva la memoria y que
desvela los secretos de su convalecencia: frotarse la rodilla con
agua salada que sus descendientes le suben embotellada y con una
piedra del muelle. Es admirable. En vísperas del Celta-Real Madrid
televisado del sábado, la conversación discurrió amena, evocando
episodios y personajes, lamentando los fallecimientos.
Borbolla,
precisamente, fichó y jugó en el club vigués en la temporada
1949-50. Jugaba de extremo derecha, demarcación para la que fue
descubierto por Chano Hernández Lorenzo, después de figurar como
portero suplente en el Orotava F.C. Cuentan quienes le vieron jugar
que era velócísimo y tenía facilidad para desbordar. Militó
también el C.D. Norte, un proyecto futbolístico de la época para
afrontar mayores empresas deportivas y competir con los equipos
capitalinos de mayor potencial.
Su
aventura gallega se completó con el paso por el Lucense y el Rácing
de Ferrol, desde el que retornó a Tenerife ya para dejar la práctica
del fútbol. Perteneció a una de las directivas del C.D. Tenerife
que presidía el industrial José López Gómez, a quien le unía una
gran amistad. López siempre tuvo en cuenta el criterio de Borbolla
cuando se trataba de incorporar a algún jugador de los equipos
territoriales.
Pues
ya recuperado, será un placer volver a conversar desde la
privilegiada localización del establecimiento de su propiedad,
frente al Atlántico que sube y baja para dar identidad al Puerto que
bulle a lo largo de todo el año. El fresco de aquel corner gratifica
a cualquier hora. Jesús Borbolla no lo dice pero otro secreto de su
juventud es, precisamente, el aire del muelle portuense. Que
aproveche.
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