jueves, 15 de agosto de 2019

PRIORIDAD ANTES DE EMBARCAR


Ojalá se resuelva cuanto antes la crisis del barco 'Open Arms'. Por el bien de todos, pero principalmente por el de los ciento cuarenta y siete migrantes procedentes de Libia que naufragaron en el Mediterráneo. Tiene que ser desesperante ir a bordo sin saber dónde atracar. El barco a ninguna parte, como aquel célebre titulo del libro de la escritora neoyorquina, Rona Arato. Ahora se está a la espera de una resolución de la Comisión Europea para que varios países de la Unión acojan proporcionalmente un número de refugiados.

La cuestión de fondo sigue siendo la misma: seres humanos que huyen de los conflictos, del hambre y de la miseria en busca de una oportunidad, así tengan que jugarse la vida. Y eso pasa por los “servicios” de redes criminales que obran sin escrúpulos, ofreciendo transporte, alojamiento, documentación e informació fraudulenta sobre puntos de contacto en otros países. El gran reto para España y la Unión Europea (UE) sigue siendo atacar y destruir el núcleo de las mafias que trafican y que deben estar bien blindadas: se sabe poco de ellas -¿se investigará sobre el particular?- y continúan operando con bastante impunidad. La Europol advierte que el contrabando de migrantes se ha convertido, según leemos, en una de las actividades delictivas más rentables y sofisticadas, comparable con el mercado de las drogas. Así que, tremendo negocio. Solo en 2016 se registraron más de quinientos diez mil criuces fronterizos ilegales en la UE.

Y ya que andamos con cifras, estos datos del ministerio del Interior de España son ilustrativos de la dimensión del problema: entre el 1 de enero y el 16 de junio del presente año, entraron en España once mil cuatrocientos nueve migrantes iregulares, un 15 % menos que en el mismo período de 2018. La mayoría, ocho mil ochcocientos treinta y cuatro, accedieron al país por vía marítima.

A estos números, hay que sumar las víctimas mortales. La Organización Internacional para las Migraciones -aún señalando las dificultades de todo tipo para su contabilización- habla de un número de muertos y desaparecidos en el Mediterráneo verdaderamente escalofriante: en 2015, tres mil setecientas ochenta y cinco personas; un año después, cinco mil ciento cuarenta y tres, o sea, un aumento del 36 %.

Mientras los gobernantes parecen no querer asumir la entrada de migrantes y los problemas derivados, mientras la propia UE no sabe muy bien qué hacer, las razones humanitarias pierden peso. Hay que combatir las mafias y las redes criminales que trafican con seres humanos indefensos. Esta es la prioridad. Antes de embarcar.


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