Según
datos extraídos del Programa Social de Encuesta Internacional,
incluido en el Anuario CIDOB de la Inmigración 2017, España, con un
7,7 % de población que está en dedsacuerdo con que los inmigrantes
en situación regular tengan los mismos derechos, aparece en el
duodécimo puesto de una clasificación en la que figuran, además de
varios países de la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Turquía
y Japón. La clasificación está encabezada por Suiza, con el 56,5 %
y Hungría con el 50,7 %. El análisis de dicho Programa concluye que
aunque existen sectores todavía muy radicalizados, el índice de
tolerancia de los españoles hacia la inmigración ha mejorado a lo
largo de los últimos años.
Otras
fuentes coinciden con esta apreciación. Según la última encuesta
Evolución
del racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia en España,
publicada
por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, ese
índice en 2015 mejoró cinco puntos con respecto al año anterior
hasta situarse en 49,5 puntos en una escala de 0 a 100. Por ptimera
vez desde 2008, el porcentajes de españoles que creen que los
migrantes contribuyen notablemente al desarrollo económico de España
(58,4%) está por encima de los que opinan que los migrantes quitan
trabajo a los españoles.
Por
su parte, el Eurobarómetro de 2016 pone de relieve que la actitud de
estos respecto a la migración sigue siendo acogedora tanto con los
extranjeros comunitarios como con los no comunitarios.
Sin
embargo, estos registros favorables no impiden que sigan circulando
bulos en las redes sociales que pretenden predisponer actitudes de
rechazo hacia los migrantes. Aunque nada tiene que ver con las
tendencias que nos ocupan, las crisis de los barcos Open
Arms y Ocean Viking, tan
de actualidad en nuestros días, también es aprovechada para leer
algunas impresiones y juicios poco edificantes y poco humanitarios,
reflejo en ocasiones de una actitud de odio verdaderamente
reprobables.
La
Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) no ha dudado en
señalar que hay que erradicar expresiones e informaciones falsas en
las redes de ciudadanía y en los medios donde se cuelan. Hay que
hacerlo, además, en las fases de creación o publicación “porque
cuando ya están en circulación, solo se pueden limitar los daños”.
Pongamos
tan solo un par de ejemplos. No es verdad -uno de ellos- que los
negocios regentados por población china no pagan impuestos en
nuestro país y que no cumplen la normativa sobre horarios. No
existen moratorias ni exenciones para el empresariado chino. También
se repite con frecuencia que los migrantes reciben más ayudas
públicas que los españoles, aunque la nacionalidad no determina el
acceso a las ayudas sociales sino las circunstancias individuales.
Igualmente, se habla de la sobreutilización de las prestaciones
sociales por parte de los migrantes. Un informe específico del
Anuario CIDOB anteriormente citado indican lo contrario. Sus datos
revelan que los extranjeros migrantes hacen un uso similar de los
centros de salud y hospitales que la población nacional, bien es
verdad que suelen recurrir más a las urgencias.
El
caso es que los migrantes representan el 10 % de los habitantes de
nuestro país. Su presencia es básica para el crecimiento económico
y demográfico. Están entre las víctimas de las falsedades y las
paparruchas, en cualquier red y en whatsapp.
Por
fortuna, ya hay herramientas para contrastar y descubrir si estamos
ante un montaje o ante algo verdadero. Algunas aplicaciones, en
efecto, como TinEye
y Google Imágenes permiten
rastrear una imagen, determinar el contesto en el que se publicó por
primera vez y hasta descubrir si una foto ha sido retocada y es una
versión manipulada del original.
Migrantes,
en fin, pese a los bulos.
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