viernes, 2 de agosto de 2019

SENSIBILIDAD PATRIMONIAL


En el mandato municipal anterior, el gobierno local del Puerto de la Cruz declaró sus intenciones de acometer definitivamente la restauración de la antigua Casa Tolosa, también conocida como Casona de San Antonio, al estar localizada en el barrio del mismo nombre, justo detrás de un viario que modificó sustantivamente la fisonomía urbanística de ese sector del término municipal y que lleva el nombre de Rambla del Profesor Antonio González González. Es de esperar que en el nuevo ciclo político haya sensibilidad patrimonial. Así deberían acreditarlo quienes en el pasado se mostraron públicamente defensores de la causa. El inmueble presenta un lamentable estado de deterioro desde hace unos años y ha tenido que ser apuntalado para evitar daños mayores e incluso, su derrumbamiento.

          La idea era dedicarlo, una vez acabadas las obras correspondientes, a museo contemporáneo y de innovación digital, además de acoger la obra del artista multimedia y performer portuense Pedro Garcia Hernández, popularmente identificado como Pedro Garhel. De consumarse esta iniciativa, sería un acto de justicia: Garhel es un gran desconocido, con una obra sobresaliente que ha permanecido prácticamente olvidada. Le conocimos con todas las inquietudes y toda la sensibilidad de un creador inagotable, en constante ebullición. De él se ha escrito que su trabajo resultó fundamental “en la normalización del arte performativo basado en las experiencias autogestionadas, en el desarrollo del videoarte y la incorporación de las nuevas tecnologías a la práctica artística”. Un artista polifacético y multidisciplinar que ya en los años setenta se desenvolvía en el ámbito de la performance. Fundó y dirigió el denominado Espacio P, en Madrid, donde promovió, junto a Rosa Galindo, proyectos artísticos avanzados e innovadores que atrajeron a destacados artistas nacionales y extranjeros. El dolor, el éxtasis y la muerte fueron fuentes de inspiración, junto con elementos de la vida cotidiana de nuestro país. Fue profesor de Arte y Ciencias de la Computación de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca. Tras su inesperado fallecimiento, su familia ha sido la primera interesada en trasladar desde Madrid la obra de Pedro Garhel a algún lugar en dignas condiciones del Puerto de la Cruz. La Casa Tolosa parece el destino adecuado.

          Pero, primero, la rehabilitación de la Casa que es propiedad municipal, por cierto, adquirida en una época en la que el Ayuntamiento aún podía proyectar el fortalecimiento y el cuidado del patrimonio arquitectónico y cultural, objetivos que ha querido continuar el Consorcio de Rehabilitación Turística por medio de sus planes y programas. Varios proyectos no cuajaron. Incluso se habló de trasladar el Museo Aqrueológico Municipal. Pero solo se materializó la actuación de una escuela-taller que rehabilitó parte del inmueble, en concreto, la ermita que aparece adosada. Un plaza y un solar anexo completan el generoso recinto. Parece que hay bastante consenso a la hora de convenir los posibles usos. Solo apuntaríamos un inconveniente que, posiblemente, habrá frenado algunas de las iniciativas ideadas: la localización. Está fuera de los circuitos habituales. Pero se puede salvar: eso, sí, tratándose de un museo, en ese emplazamiento hay que contar con prestaciones de movilidad y transporte que impulsen las visitas. No puede ser que quede como aislado o que esté lejos para nativos y visitantes.

          La importancia arquitectónica de la casona salta a la vista. Pero es que, además, hay que consignar el valor sentimental para un núcleo de población importante que siempre tuvo en la ermita una referencia cercana para expresar su fervor, para apreciar el valor histórico de las obras que contenía y para desarrollar en sus inmediaciones actividades festivas, lúdicas y recreativas.

          San Antonio, hoy con un centro educativo amplio y moderno, con una escuela universitaria donde se puede cursar turismo, con un recinto polideportivo al que se podría sacar más partido y con una accesibilidad muy operativa, ganaría muchísimo con una dotación cultural y museística de primer nivel como se supone que será la resultante de este proyecto en cuya redacción y aprobación tendrán que afanarse. Y en buscar financiación, claro. Sobre la gestión de la dotación, ya se hablará.


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