La
profesora Margarita Rodríguez Espinosa tuvo a su cargo anoche, en la
sala Andrómeda del complejo turístico ‘Costa Martiánez’, la
presentación del número 18 de Catharum,
revista
de Ciencias y Humanidades, que edita el Instituto de Estudios
Hispánicos de Canarias (IEHC), íntegramente dedicado en esta
ocasión a la figura de Agustín Espinosa (Puerto de la Cruz,
1897-Los Realejos, 1939), con motivo del ochenta aniversario de su
fallecimiento y después de que el Gobierno de Canarias significara
con su nombre en 2019 el Día de las Letras Canarias. La dirección
de la edición es de Miguel Machado Bonde.
Catharum
es
un lujo que está a la altura de la personalidad y la obra de
Espinosa. Un lujo que pone broche al conjunto de actividades
conmemorativas, que no fueron pocas, por un lado; y sí muy granadas
y enriquecedoras de tal manera que la contribución a la difusión de
la obra del escritor ha sido notoria. Agustín Espinosa ha sido muy
estudiado en el ámbito académico pero poco conocido fuera de él,
prácticamente olvidado en su pueblo natal y por la sociedad canaria
en general.
El
editorial de esta publicación señala que el propósito “incluía
la recuperación de la vida y la obra del escritor y de todas sus
facetas: la del primer investigador del romancero canario; la del
profesor, innovador y siempre recordado con admiración y afecto por
sus alumnos; la del escritor vanguardista y surrealista genial e
incansable colaborador en la prensa de su tiempo y la del defensor de
los jóvenes artistas que iniciaban un arte nuevo, como él una nueva
literatura”.
La
intervención de Rodríguez Espinosa desglosó los contenidos de este
nuevo número de Catharum,
seis
trabajos de autores relevantes, estudiosos del escritor cuya
trayectoria vital y cuya obra desmenuzan con verdadero interés. De
los seis hizo una síntesis atinada, explicativa de quien fue
Espinosa, de su vocación literaria y de la singularidad de su obra.
El profesor Pérez Corrales le considera “la figura fundamental de
la cultura canaria en los años 2o y 30 del pasado siglo”.
Así,
Alexis Ravelo escribe “Los crímenes de Espinosa”, pluralizando
pues el título de su obra cumbre: “Un monumento a la palabra, un
soberano ejercicio de libertad creativa, una exploración del pozo
más profundo de la carne apara ascender a lo más alto de la
imaginación”.
José
Miguel Perera, en “Más allá del blanco y del negro”, sugiere el
encuentro de dos personalidades portuenses coetáneas, tan distintas
pero acaso no tan distantes: las del propio Espinosa y del presbítero
Sebastián Padrón Acosta.
Paula
Fernández Hernández, licenciada en Filología Hispánica por La
Laguna y actual doctoranda en la Universidad de Florida (USA), firma
“Lugares espinosianos en la literatura y el cine canarios
contemporáneos”; y Celestino Celso Hernández condensa su
investigación con “½ jugando a los datos, de Agustín Espinosa,
para Jorge Oramas, trágica orfandad que continúa”, dedicada a una
de las dos exposiciones de este pintor grancanario.
El
contenido se completa con un estudio minucioso y reivindicativo “De
las casas que habitó el escritor Agustín Espinosa. Nuevos datos y
aportaciones”, del realejero Germán Rodríguez Cabrera; y otro de
la personalidad del escritor en sus facetas de alumno y profesor
(1910-1939), del que es autora Ana María García Pérez, catedrática
de Geografía e Historia de enseñanza secundaria.
Los
trabajos que componen las noventa y tres páginas de esta edición de
Catharum
están
complementados por numerosas fotos, gráficas y reproducciones de
portadas y facsímiles que hacen aún más atractivos los contenidos.
En
definitiva, otro tributo a Agustín Espinosa, a la altura de su
dimensión literaria. Era lógica, por tanto, la ovación que recibió
Margarita Rodríguez Espinosa al término de su exposición.
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